Para los que dudan de la levedad del poder.

Por Miguel Ángel Núñez.
Si un comentario nos ha generado desencuentros con personas del pasado y del presente gobierno, es la constante prédica de que el poder no es eterno, por más riqueza material, capital político o nombradía se acumule, mientras se tiene cogido por las barbas al tigre, como llaman los asiáticos al poder.
Ocurrió con el Imperio Romano de Occidente (año 27 a.C – año -476 d.C), a la dictadura Nazi, de 1933 al 1945 en Alemania y todos los gobiernos autoritarios que ha conocido la humanidad.
Aunque sus poderes no parecen de este mundo, simplemente les llegó el tiempo de ceder. Ni Diocleciano en el primero, ni Adolfo Hitler en el segundo, pudieron eternizar sus formidables dominios territoriales, ni sus maquinarias políticas y militares. Ahí están sus ruinas como testigos en el tiempo.
En el 2019 el PLD lucía imbatible. El gobierno de Danilo Medina navegando con la corriente a su favor, con una economía creciendo entre 5 y 6 por ciento, inflación entre uno y dos por ciento y una paz social envidiable que según las encuestas le otorgaban al gobierno más de un 60 por ciento de aprobación popular. Nada parecía impedir que el próximo gobierno procediera de ese litoral político, ya que en el horizonte no se avizoraba ningún signo de preocupación.
Es más, de entre cuatro a cinco aspirantes se disputaban la casi segura presidencia de la república en los comicios que se celebrarían el próximo año, el 2020.
Pero llegaron los conflictos internos en el partido de gobierno, con la polémica primaria interna del 2019 y el cúmulo de situaciones que derivaron en la división del PLD.
Para colmo estalló la pandemia del COVID-19, con sus nefastas consecuencias y la crisis que motivó la posposición de los comicios municipales de febrero del 2020. Soplar el tizón para que prendiera la pradera correspondió a los grupos contrarios al PLD, que aprovecharon la coyuntura para enrostrarle al gobierno la culpa de las maniobras técnicas que dieron al traste con el proceso eleccionario de febrero, y de paso los comicios presidenciales que hubo de posponerse para el 5 de julio a causa de la pandemia.
En fin, todo obro para que el PRM se alzara con el poder en esos comicios.
Finalizaron 20 años de reinado peledeísta, con sus luces y sus sombras.
En el análisis caben funcionarios del presente gobierno que se creen venidos al mundo con su decreto debajo del brazo, como ministros o directores generales.
Ignorantes de la levedad del poder violan normas e incurren en indecencias administrativas como seguros de que nunca les pedirán cuentas.
En la lista van 16 mandados a sus casas, más no procesados.
Se habla de ex funcionarios que entregaban contratas millonarias sin concursos a familiares cercanos, contratas adjudicadas a empresas que luego resultaron que eran de su propiedad, entre otras barbaridades.
Por las playas del Este un procesado por narcotráfico, con fuertes vínculos con el oficialismo, muestra, como si fuera una prenda preciosa, el grillete electrónico que lo confinaría a una determinada zona no distante de su jurisdicción, mientras su mujer, acusada en el mismo expediente se enseñorea como diputada, entre vítores de una supuesta independencia del Ministerio Público.
Les prometo abundar más de este tema…