¿Clonando la corrupción?
Por Guillermo Tejeda.
Bien ha dicho el presidente Luis Abinader que se actuará sin contemplaciones contra los responsables de un millonario fraude a expensa de la miseria de miles de hogares dominicanos que se alimentan gracias a la tarjeta del programa Supérate.
Es un fraude de dimensiones como el hambre de esos dominicanos que desde hace meses no reciben los beneficios de ese subsidio, en momentos en que aprietan las precariedades económicas de la familia dominicana.
Pero llama la atención es que las investigaciones sólo han tocado a colmaderos de sectores tan depauperados como los afectados, ignorándose quienes fueron los ideólogos, los actores intelectuales de una clonación de tarjetas que podría llegar a un monto de 100 millones de pesos.
Es obvio que los controles fallaron en la ejecución de este programa social, al que se han sumado miles de hogares por los efectos devastadores de la pandemia que ha disparado los niveles de desempleo y pobreza.
Pero al margen de la práctica muy dominicana de poner candado después del robo, las autoridades deben profundizar un poco más en ese pantano, para dar con las cabezas de lo que parece ser otro pulpo.
Sus ramificaciones deben ser investigadas, comenzando por las aguas por donde corren las Tarjetas Supérate, en el entendido de que por ese litoral deben estar las complicidades con los colmaderos que vendían de día y clonaban de noche.
No se puede minimizar un escándalo de esta magnitud que tiene el doble delito de robar a los que menos tienen.
No hay que esperar un Robin Hood para ir en auxilio de las familias estafadas por la mafia que ha distorsionado un excelente programa, que se nutre de las magras finanzas gubernamentales, cuando nos sacude una inflación que se traga el presupuesto de los hogares dominicanos.
El Ministerio Público tiene la oportunidad de hacer galas de la proclamada independencia, y no clonar su comportamiento ante indelicadezas que siguen erosionando la transparencia en el gobierno.