Ni los métodos, ni los actores cambian

Más de lo mismo en la "convención" del PRM

El tiempo parece no pasar en la práctica política de la República Dominicana, en especial cuando se trata de imponer líneas para acomodar los intereses del grupo mandante. Lo ocurrido el pasado domingo en la convención de delegados para escoger a las autoridades del Partido Revolucionario Moderno, que se precia de poseer la dirigencia más joven del país, se ajusta como pie en el zapato, con esta máxima.

Todo el escenario fue creado para repetir como presidente a José Ignacio Paliza y secretaria general a Carolina Mejía, mediante una convención de dirigentes, ministros y funcionarios del gobierno, muy pocos miembros de la base, alegando que la experiencia de su antecesor PRD en este sentido fue funesta para sus intereses.

Para mejor ilustración voy a citar tres acontecimientos ocurridos con más de 20 años de diferencia entre uno y otro, en el acontecer político de la nación.

El primero ocurrió en las elecciones de 1974, cuando el doctor Joaquín Balaguer se vio precisado a proponer como candidato adversario en esos comicios al contralmirante Luis Homero Lajara Burgos, para legitimarse, ante la ausencia en ese certamen del real adversario que lo era Antonio Guzmán, por el Acuerdo de Santiago.

Como es obvio, Balaguer ganó de manera abrumadora esos comicios, aunque en las urnas apareció hasta papel sanitario usado, como señal de burla de la población votante.

Pero 29 años después, es decir en el 2003, el expresidente Hipólito Mejía repite una hazaña similar, en la convención del PRD celebrada ese año, para imponerse como candidato reeleccionista, al presentar a un desconocido ingeniero de Santiago, Frank Joseph Thomén, como aspirante, al “ponérsela en China” el licenciado Hatuey De Camps, quién se mostró siempre como furibundo adversario de la reelección. Por supuesto que Mejía salió airoso de ese proceso.

Pues justamente ahora, 19 años después de la convención del 2003, el Partido Revolucionario Moderno, cuyo origen se remonta al PRD, presentó al señor Ramón Antonio Liriano a la convención de delegados para escoger al presidente, secretario general y otras autoridades del partido en el poder, tras el ácido cuestionamiento a que lo sometieron los abogados Guido Gómez Mazara y Eddy Olivares, aunque este último decidió abandonar su lucha, tras unas negociaciones que le garantizaban una vicepresidencia por el partido.

Al decir de las crónicas de la convención, Liriano sólo obtuvo 18, frente a los mil 104 votos del triunfante por la reelección José Ignacio Paliza.

Cual Lajara en el 74 y Joseph Thomén en el 2003, Liriano sería un perfecto desconocido, dentro y fuera del PRM, lo que daría pie a que el proceso de selección de la dirigencia del PRM, sea atacada en el tribunal Superior Electoral.

Además de que entre los que convencionaron hay que ostentan cargos con un nombramiento firmado por José Ignacio Paliza, en su condición de Ministro Administrativo de la Presidencia, lo que agrega ruido al “joven” partido, de cara a los comicios del 2024.

La cuestionada convención del PRM demuestra que aunque el tiempo pasa de manera inexorable, se repiten algunos métodos, en ocasiones con sus mismos actores, siempre que se trate de ajustarse a las necesidades del sector en el poder, en especial cuando se está ante una democracia que se aplica dependiendo de los intereses y en apariencia.

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