Lo que se hacía en el Manicomio de Nigua, a propósito del Coronel Santiago Almonte Batista

Una de las funciones que tenía el Manicomio de Nigua, durante la tiranía trujillista, era el de recluir a los opositores para hacerle creer a la población que no estaban en sus facultades mentales, quienes se embarcaban en una conspiración contra el régimen, o decían la verdad de lo que estaba aconteciendo en esa oprobiosa era.

Una forma de desacreditar a los desafectos de la dictadura, que la mayoría de las veces encontraban la muerte en lo que más que un manicomio era un centro de torturas con batas blancas.

Lo recuerdo a propósito de lo que se acaba de hacer con el Coronel Piloto de la Fuerza Aérea Dominicana, Santiago Almonte Batista, quien formuló una muy grave denuncia, sobre alegadas operaciones de narcotráfico que involucraban al taller de aeronáutica de la institución a la que ha servido por más de 30 años.

Primero se ha tratado de acallar la magnitud de lo denunciado, mediante presiones a determinados medios de comunicación, por lo que se ha pasado por alto una serie de acontecimientos que incluyeron su arresto por la Dirección de Inteligencia (J-2) del Ministerio de Defensa y su posterior traslado para la unidad de salud mental del hospital militar Ramón de Lara, en la Base Aérea de San Isidro.

Coronel Santiago Almonte Batista.

Sobre la delicada denuncia de un Coronel sin tachas en el seno de su institución, nada se sabe si el Ministerio Público ha emprendido investigación alguna, a pesar de que muchas veces actúa movido por un simple rumor.

Con ese oficial que se ha querido desacreditar, al presentarlo como una persona con “desequilibrio mental” se ha actuado con una drasticidad que la Fuerza Aérea Dominicana ni en el Ministerio de Defensa han puesto en práctica con oficiales involucrados directamente en operaciones de narcotráfico, (entre ellas apagando las luces en aeropuertos como el de La Romana) para que se descarguen de aviones cargamentos de cocaína.

Lo que debió hacer el Ministerio de Defensa fue iniciar una profunda investigación para establecer la veracidad de una denuncia que ha hecho un Coronel con el aval que le da una limpia hoja de servicio con más de tres décadas como piloto y oficial táctico en la Fuerza Aérea Dominicana.

Pero no recurrir a las prácticas trujillistas que se creían desterradas, de “diagnosticar” de manera marcial, con loquera, a los que se han atrevido a sacar a la luz cosas que se estarían cometiendo en un taller al que muy pocos tienen acceso. No debe ocurrir lo del manicomio de Nigua, que la gente entraba cuerda y salía enferma, cuando lo lograban. Ese era el objetivo antes, inaceptable ahora.

Para nadie es un secreto que hay un sector aeronáutico que le responde al crimen organizado en el país. El asesinato todavía impune del funcionario de Aeronáutica Civil, Cristopher Martínez, ocurrido en julio del 2006, es sólo una muestra de ese botón de podredumbre.

El encargado del departamento de Aeronavegabilidad de Aeronáutica Civil, había descubierto una mafia que estaba alterando las matrículas de las avionetas utilizadas por el narcotráfico y la respuesta fue ordenar su asesinato, que por las complicidades de siempre, sigue en la impunidad.

Con  Santiago Almonte Batista no debe repetirse lo del personaje de Gabriel García Márquez “El Coronel No Tiene Quien Le Escriba” Hay que exigir que se investigue su denuncia que va más allá de los cuarteles militares y tan lejos como puede llegar un avión reparado en el Taller de Aeronáutica de la Fuerza Aérea Dominicana.

Y el presidente Luis Abinader, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, debe ser el más interesado en que con el Coronel Almonte Batista no ocurra lo acostumbrado cuando Trujillo disponía el envío de un opositor al Siquiátrico de Nigua para desacreditarlo y luego informar sobre su súbita muerte o un suicidio. Hay asuntos militares que trascienden los cuarteles, que deben ajustarse a la transparencia y el debido proceso de tiempos que han cambiado, aunque mentalidades que realmente están de siquiátrico, no lo quieran reconocer.

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