La Armada y las operaciones del narcotráfico por Baní

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final Digital)

Todavía los dominicanos tienen muy presente la vergonzosa participación de un grupo importante de oficiales de la antigua Marina de Guerra, hoy Armada Dominicana, en la denominada “Matanza de Paya”, cuando esta semana se acaba de apresar a un Capitán de Corbeta por su involucramiento en el cargamento más importante de cocaína decomisado por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) por una playa de Baní.

Se trata del alijo más grande de cocaína que se haya ocupado en costas dominicanas en los últimos tres años, unos  1,472 kilogramos con un valor estimado de 63 millones de dólares.

El cargamento de cocaína llegó a territorio dominicano en una lancha rápida de 30 pies por las costas de la localidad de Boca Canasta, específicamente por la playa Agua Estancia, municipio de Baní, y fue recibido por varios hombres a bordo de dos jeepetas y una camioneta.

El pasado 22 de diciembre, en mi acostumbrado comentario en el programa Resumen Final de Noticias, por VTV-Canal 32, que producimos junto a Miguel Angel Núñez de 9 a 10 de la noche, llamaba la atención sobre la frecuencia con la que estaban moviéndose por las costas del Sur, concretamente las de la provincia Peravia, lanchas rápidas procedentes de sudamérica (Colombia y Venezuela), cuando en esa zona está acantonada una de las principales bases navales del país, la ubicada en Las Calderas.

Toca la coincidencia de que importantes cargamentos de cocaína han llegado en los últimos meses, precísamente por la zona de influencia de esa base naval, que también se manchó con el escándalo de la Matanza de Paya, un sangriento tumbe de drogas y dinero del narcotráfico perpetrado el 4 de agosto del 2008.

El apresamiento de un Mayor, (Capitán de Corbeta) en esta operación de narcotráfico, podría ser la punta del iceberg que conduzca a lo que a todas luces es una complicidad de estamentos militares en el trasiego de drogas a gran escala que se está registrando por las costas banilejas y que la inteligencia de la DNCD ha frustrado con incautaciones como esta última.

Casi tonelada y media de cocaína no llegan a las costas dominicanas sin la complicidad de elementos que garanticen la seguridad de esa droga y la llegada a su punto de destino y menos por una zona donde la presencia preponderante en materia de vigilancia para estos casos descansan en la Armada Dominicana y las tropas y embarcaciones de servicio en Las Calderas, que reitero, es una de las bases navales más importantes del país.

Aquí suelen engavetarse estos casos, llegando apenas a las ramas, cuando se trata de complicidad militar con el narcotráfico y el crimen organizado. En aras de la transparencia que proclama el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el presidente Luis Abinader, este caso debe profundizarse para salvar la imagen maltrecha todavía de la Armada, que tiene como lema “Una Profesión Honorable”.

Hay que identificar la trayectoria del oficial superior involucrado en este deleznable hecho, a quien estaba asignado, ante qué otro oficial de mayor jerarquía respondía, para sacar las manzanas podridas que se han encargado de desprestigiar el trabajo de tantos hombres y mujeres honestos que sirven en primer lugar a la Armada Dominicana y en general a las Fuerzas Armadas Dominicanas.

El caso también exige profundizar en el proceso de depuración en la Armada Dominicana, donde los escándalos son recurrentes en diferentes gestiones, al extremo de que había oficiales con sensitivas responsabilidades que ponían al servicio del narcotráfico. Gente que se dice, hasta llegó a utilizar embarcaciones militares para facilitar el trasborde de cocaína en alta mar y que vendían las coordenadas de la vigilancia naval a los capos de las drogas.

Por eso fue extraditado un oficial, que luego de cumplir condena en Puerto Rico terminó trabajando con uno de los narcotraficantes más importantes del país, que ejercía el control en la Región Este.

Si el gobierno tiene un indiscutible punto luminoso en la gestión del presidente Abinader, es el combate contra las drogas y los golpes asestados a los carteles internacionales a los que se han incautado cargamentos sin precedentes de cocaína, un trabajo que hay que acreditárselo a la DNCD bajo la égida del Vicealmirante José M. Cabrera Ulloa, que no merece ser saboteado por elementos de los organismos de seguridad que se han rendido a los pies del dinero del narcotráfico.

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