Carolina sigue tumbando lo que otros construyeron en la capital
Tras arrasar Plaza Omar Torrijos, ahora va por el Zooberto

El ayuntamiento del Distrito Nacional sigue destruyendo plazas públicas levantadas en otras administraciones.
Ya lo hizo con la Plaza Omar Torrijos, levantada en el Malecón de Santo Domingo y ahora ha enfilado sus equipos para arrasar con el Parque Temático construido en la administración de Roberto Salcedo en Los Próceres con Kennedy.
En el malecón también la alcaldesa Carolina Mejía desmanteló los miradores construidos en la gestión en Obras Públicas de Gonzalo Castillo, utilizado por nacionales y extranjeros por sus hermosas vistas panorámicas del Mar Caribe.
El argumento ahora es un remozamiento del parque conocido como el «Zooberto» y se incluye el desplazamiento de las figuras de los animales que lo caracterizaban, que de seguro irán a parar a un vertedero.
Dice el cabildo que su proyecto de «revitalización» en un área de 2,500 metros cuadrados busca ofrecer a los ciudadanos un entorno más seguro, moderno y funcional para el disfrute de actividades recreativas y de esparcimiento tanto para niños como para adultos.
Este parque fue construido durante la administración del alcalde Roberto Salcedo en el 2010 y tuvo un costo superior a los 10 millones de pesos de la época.
Durante el cierre actual, se realizarán diversas mejoras que incluyen la renovación de áreas verdes, la instalación de nuevas infraestructuras y la implementación de medidas para la conservación del medio ambiente.
La alcaldesa Carolina Mejía ha gastado millones de pesos en parques, que muchas veces no son utilizados por la inseguridad reinante en el país, descuidando tareas más urgentes y reclamadas por la comunidad como la reparación de sus calles, aceras y contenes.
Hay lugares donde se han construido parques, donde lo que se destacan son vertederos de basura improvisados por la irregularidad en el servicio de recogida de los desperdicios sólidos.
Los parques de Carolina Mejía han estado por encima de soluciones aunque sean mínimas para el problema grave del drenaje pluvial, para evitar que la capital se inunde ante la más ligera lluvia.