China construye super puente con islas artificiales y túnel submarino

Hong Kong (CNN) — Incluso en un país conocido por sus gigantescas infraestructuras que baten récords, este proyecto está llamando la atención. Con 24 kilómetros de largo, ocho carriles de ancho, islas artificiales y un túnel submarino, el puente chino Shenzhen-Zhongshan, de US$ 6.700 millones, es ambicioso.

Con bombos y platillos en los medios de comunicación estatales del país, los constructores del puente se adjudicaron recientemente un nuevo récord mundial al pavimentar en un solo día más de 22.600 metros cuadrados de asfalto, el equivalente a más de 50 canchas de baloncesto.

Aunque suene extraño, no se trata del puente marítimo más largo del mundo. Ese honor corresponde a su vecino de 54 kilómetros de largo, el puente Hong Kong-Zhuhai-Macao, a solo 32 kilómetros de distancia.

Para algunos observadores, la construcción de estos puentes gigantescos tan próximos es un testimonio tanto de las crecientes ambiciones de China en la escena mundial como de los problemas a los que se enfrenta para hacerlas realidad.

Al igual que su hermano de Hong Kong, cuando el puente Shenzhen-Zhongshan abra al tráfico el año que viene, tras ocho años de construcción, será uno de los pilares del plan maestro chino para convertir la Gran Bahía, una de las zonas urbanas más grandes y pobladas del mundo, en un centro económico y tecnológico capaz de rivalizar con San Francisco, Nueva York o Tokio.

Se trata de una ambición que, como los propios puentes, es sencillamente descomunal. En la Gran Área de la Bahía viven 68 millones de personas, ocupa 35.000 kilómetros cuadrados y abarca 11 ciudades: Hong Kong, Macao y otras nueve, incluidas Zhongshan y Shenzhen. Solo en Shenzhen viven más de 12 millones de personas, por no hablar de decenas de empresas multimillonarias como el fabricante de drones DJI y la empresa de medios sociales Tencent, que han contribuido a ganarse el apodo del “Silicon Valley chino”.

Beijing espera que los puentes ayuden a unir física y conceptualmente las ciudades de esta enorme y diversa zona. Se espera que los tiempos de viaje entre Zhongshan y el aeropuerto internacional de Shenzhen Bao’an —el tercero más transitado de China continental, que acogió a más de 37 millones de pasajeros en 2019— se reduzcan de dos horas (utilizando las carreteras actuales) a 20 minutos.

Pero muchos observadores creen que los puentes también pretenden servir a otro propósito más político, subsumiendo lo que actualmente son regiones bastante dispares —Hong Kong es una antigua colonia británica, Macao una antigua portuguesa— en una única identidad china. Y, según algunos críticos, la escala de esta empresa empequeñece incluso la de los puentes.

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