Cholitín fracasa en su intento por imponer censura

El senador Rafael Barón Duluc (Cholitín), ha tratado de sacar rápidamente la pata tras someter un proyecto de ley que a todas luces buscaba la censura de los medios y los ciudadanos con el argumento de enfrentar el «discurso de odio».

El legislador de Higüey saltó con el proyecto que ha naufragado ante la embestida ciudadana, en momentos en que su provincia tiene graves problemas que no son atendidos por el senador oficialista, quien como pasado alcalde tampoco dio respuesta a las necesidades de la población.

La pieza legislativa de Duluc, colocaba de definición al “discurso de odio” toda expresión oral, escrita, gráfica, audiovisual o digital que incite al odio, “hostilidad, discriminación o violencia contra una persona o grupo por motivos de raza, color, sexo, orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, etnia, religión, discapacidad, condición migratoria, lengua, condición socioeconómica o cualquier otra condición de identidad o pertenencia”.

Las sanciones para quienes cometieran este delito serían prisión de uno a tres años y una multa de 10 a 50 salarios mínimos del sector público.

El senador por la provincia La Altagracia dio a conocer su decisión en un video difundido por sus redes sociales.

«Hoy me dirijo a ustedes con la misma responsabilidad y transparencia con la que he ejercido mi rol como legislador.

Hemos tomado la decisión de retirar el Proyecto de Ley sobre el Discurso de Odio, tras escuchar con atención la voz de diversos sectores de nuestra sociedad. En democracia, escuchar no es ceder; es actuar con humildad y compromiso.

El principal argumento de Cholitín Duluc para su controversial proyecto era que nacía de de una preocupación legítima: el aumento del odio disfrazado de libertad de expresión, la violencia verbal, el daño que causan los ataques anónimos en redes sociales. Nuestro propósito siempre fue proteger la dignidad humana y promover el respeto entre dominicanos.

Sin embargo, cuando una iniciativa legislativa no encuentra consenso amplio y genera divisiones, lo sensato y lo correcto es hacer una pausa. Como representante del pueblo, tengo la obligación de escuchar, reflexionar y rectificar si es necesario.

Reitero que no hemos actuado por conveniencia, sino por convicción, y justamente por esa convicción entendemos que este es un debate que debe construirse de forma más participativa,

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