Crisis, Concertación y Politiquería

La crisis que ha desatado el conflicto ruso-ucraniano tendrá definitivamente su impacto en una economía de servicios como la de República Dominicana.

Se produce en momentos en que nuestro turismo había conseguido un repunte, recuperándose de los efectos de una pandemia que se ha extendido por dos años y que no tiene una fecha de expiración.

El Presidente Luis Abinader ha anunciado una serie de medidas, tendentes a enfrentar una situación que agrava el proceso inflacionario que venía experimentando la economía dominicana, una de las más fuertes de la región, golpeada por fenómenos exógenos, que hacen más difícil las precariedades de un amplio segmento de la población.

El Gobierno viene de recurrir a préstamos internacionales que han disparado las alarmas sobre el endeudamiento externo para afrontar una crisis que ha ameritado socorrer con programas sociales a los más pobres y cumplir con el protocolo de la vacunación contra la Covid-19, para lo que se ha destinado la friolera de 32 mil millones de pesos para garantizar la inmunización con unos 15 millones de dosis.

El momento debe ser de unidad nacional para enfrentar como nación los grandes y graves desafíos que se vislumbran en el panorama.

El Presidente Abinader ha lanzado ese llamado, pero hay espinas en el camino para alcanzar ese objetivo de unidad frente a una crisis que limitará aún más el programa de inversión del gobierno con lo que se dinamizaría la economía, lo que depende en gran medida del comportamiento de los mercados y de la estabilidad de unos precios del petróleo que erosionan las finanzas públicas y se reflejan en los precios de los alimentos de la canasta familiar y los servicios.

Concomitantemente con esto, desde el gobierno han comenzado a trotar los jinetes de la reelección, desviando de sus deberes a importantes funcionarios y alertando a una oposición que ve con ojerizas los llamados a sumar hombros con las autoridades para abordar la crisis.

Es el momento de dejar la politiquería a un lado (de todos los lados) y pensar en el bienestar de una población, que no resiste que se le siga apretando más, el cinturón de las limitaciones.

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