De la alegría a la tragedia: Jet Set, huella imposible de borrar

La tragedia del Jet Set ha superado todas catástrofes civiles ocurridas en la República Dominicana en muchos años y será muy difícil borrar las huellas sangrientas dejadas por aquella madrugada del martes 8 de abril, cuando lo que era un momento de alegría se convirtió en un amanecer oscuro para cientos de familias que han perdido a sus padres, hijos, hermanos y amigos cercanos.
Con 226 muertes confirmadas y más de un centenar de heridos, la del colapso de la discoteca ubicada en el sector El Portal, del Distrito Nacional, es la historia más triste que registra el país, donde las cosas pasan y nadie es culpable.
Ya antes habían muerto hace veinte años, 135 personas en el incendio de la cárcel pública de Higüey, casi medio centenar en la explosión en el 2023 en la ciudad de San Cristóbal y ese mismo año 34 personas en los sorpresivos aguaceros que hicieron colapsar la capital por las inundaciones.
Jet Set albergaba a más de 400 personas que disfrutaban de su fiesta de los lunes la noche del colapso. Muchos de ellos eran jóvenes, trabajadores, familias que celebraban cumpleaños, reencuentros o simplemente disfrutaban de una noche con la voz más alta del merengue Ruby Pérez, quien también murió en el escenario.
En el país esta tragedia que provocado un sentimiento nacional de duelo, pero también de consecuencias, al revelarse serias fallas que originaron la tragedia.
Hasta el momento la reacción de los dueños de la discoteca se han limitado a una declaración, a través de un video grabado y editado del empresario Antonio Espaillat, lo que no ha estado a la altura de la dimensión de la peor tragedia ocurrida hasta el momento en la República Dominicana.