Diálogo RD-Haití sigue entrampado por las aguas del Masacre

El diálogo entre Haití y la República Dominicana que pagan los residentes y comerciantes de la zona fronteriza sigue entrampado.

El uso de los recursos hídricos y la construcción del canal con las aguas del río Masacre son puntos en los que no ceden las autoridades haitianas.

Esto en respuesta a lo que ha planteado el presidente Luis Abinader y la Cancillería, de que el diálogo prosperará cuando Haití detenga la construcción de un canal que ya está en su fase final y recibiendo recursos y apoyo popular para su culminación en cuestión de semanas.

Este miércoles el primer ministro de Haití, Ariel Henry se reunió con los representantes de la parte noroeste de ese país para dejar las cosas claras: Quiere seguir dialogando con los dominicanos, pero sin tocar las aguas que les pertenecen.

 El Gobierno haitiano anunció su voluntad de reanudar el diálogo con la República Dominicana en torno a la crisis por el canal que se construye en el río Masacre, pero reafirmó al mismo tiempo lo que califica de derecho inalienable a explotar equitativamente los recursos hídricos compartidos por ambas naciones.

La nueva posición oficial haitiana en torno al diferendo limítrofe fue dada a conocer en un comunicado, luego de una reunión sostenida en la víspera por el primer ministro haitiano Ariel Henry con ministros y autoridades locales del noroeste de la vecina nación.

Al mismo tiempo, Henry expresó la voluntad del gobierno haitiano de garantizar un mejor control de la línea fronteriza y de hacer todo lo posible para normalizar las relaciones entre los dos pueblos.

En el encuentro en que participaron delegados, vicedelegados, alcaldes y directores departamentales, además de jueces y comisionados, se pasó balance a la situación de tensiones en la zona fronteriza y buscar una solución duradera al conflicto entre las dos naciones.

El comunicado señala que Henry insto firmemente a las autoridades haitianas destacadas en la frontera a evitar cualquier decisión individual y favorecer un enfoque colectivo y consensuado, de acuerdo con el poder central y con vistas a una mejor armonización de las acciones a emprender en torno al conflicto limítrofe.

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