El aumento de los peajes: Paso Rápido de una disimulada Reforma Fiscal

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final Digital)

Con el aumento exhorbitante de las tarifas de los peajes de mayor circulación vehicular del país, a partir del 15 de enero, el gobierno comienza a ejecutar una reforma fiscal sin la necesidad de pasar por el Congreso Nacional y de nuevo sin consensuar con nadie con el único objetivo de aumentar sus ingresos para tapar los hoyos de los desaciertos de una política económica que tiene varias pantallas: Los números maquillados que ofrece el Banco Central y las carencias de una población golpeada por una inflación que se traga antes de terminar el mes el salario de los empleados y trabajadores.

En carpeta están una serie de medidas fiscalistas que no contienen ninguna compensación para las clases que serán afectadas, las mismas de siempre, pero que sí garantizan los privilegios de las cúpulas empresariales que ejercen un poder insospechable en este gobierno.

El aumento de las tarifas de los peajes se produce en momentos en que el presidente Luis Abinader parece más concentrado en la crisis de Venezuela, poniendo el Palacio Nacional al servicio de quienes desconocen el nuevo mandato de Nicolás Maduro, que en los problemas que realmente afectan a los dominicanos.

También se «nivelan» las tarifas de los peajes, cuando la población ignora a donde van a parar casi diez mil millones que se recaudan todos los años en esas estaciones, cuando las carreteras y autopistas están en malas condiciones y parecen interminables proyectos que se deben financiar con esos recursos, como la Autopista Duarte, con años en una ampliación que parece eterna, lo que ha provocado no pocas muertes en los accidentes que se registran a diario en la importante vía que lleva al Cibao.

Esas recaudaciones no se han transparentado nunca. Los peajes siempre han sido mal administrados y eso no ha cambiado con la nueva figura del fideicomiso RD-Vial, que no ha podido siquiera mejorar las infraestructuras que albergan el cruce de los vehículos ni los tramos que dan acceso precedidos de baches como los que adornan el del kilómetro 12 de la Carretera Sánchez.

Estamos frente a una mal disimulada Reforma Fiscal que caracterizará el ámbito económico en este 2024 que recién se inicia, en el que no se vislumbra ninguna señal de cambios en el gobierno que se sigue endeudando para pagar intereses, dejando una estela de obras abandonadas por la falta de recursos como fruto de la improvisación.

Algunos economistas han descartado una crisis fiscal este año, pero la economía dominicana enfrenta una serie de desafíos internos y externos, que no hacen tan optimista el panorama.

Vendrán nuevas cargas disfrazadas, como las normas de las autoridades impositivas para obviar su discusión congresual y la concertación necesaria,  que ha descartado el gobierno que no ha aprendido la lección del fracaso de su Reforma Fiscal que lo enfrentó con sus socios del sector empresarial renuentes a que se toquen sus intereses.

Lo del aumento de los peajes es una especie de «paso rápido» para la implementación de otras medidas recaudadoras, porque ha llegado en el gobierno la hora de pagar el costo de la «fiesta electoral», en la que se destinaron millones con fines clientelistas y se pagó mucha plata por sobrevaluados opositores en el festival del transfuguismo político que caracterizó el pasado proceso electoral.

Ojalá y aparezca un stop oportuno en este afán solo por ingresar dinero a las arcas públicas sin planificar primero, en un país donde la inversión pública ha caído a niveles estrepitosos a pesar de los millones de dólares que se han tomado como préstamos alegres, como si mañana no se tuvieran que pagar.

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