El país de las pantomimas en designación nueva procuradora

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final Digital)

El Consejo Nacional de la Magistratura, en su más reciente sesión en la que fue escogida a unanimidad Yeni Berenice Reynoso como nueva procuradora general de la República, es el ejemplo más reciente de la pantomima que se vive en el país.

Una obra teatral, con gestos y movimientos en los que se utilizaron muy pocas palabras, porque todo estaba decidido desde el poder político que habla de un «ministerio público independiente».

Se dice por ahí que de ningún peligro debemos recatarnos más, que de aquel que viene con máscara de virtud.

Hasta el documento con la propuesta de los candidatos a procuradores, encabezados por la actual directora de Persecución del Ministerio Público, leído por la secretaria del Consejo, la magistrada Nancy Salcedo Fernández, parecía un mandato comenzando con el texto «en virtud de las atribuciones que me confiere el artículo 171 de la Constitución de la República, en mi condición de Presidente de la República…»

Como en ocasiones anteriores, en un país presidencialista, el Consejo de la Magistratura no fue la excepción y todos levantaron la mano para complacer la propuesta del mandatario, que no fue sometida a una consulta pública ni mucho menos se realizaron las vistas públicas a las que se exponen los aspirantes a jueces y magistrados que pasan por la evaluación del organismo.

Las expectativas generadas por quien debía suceder a la actual procuradora, Miriam Germán Brito, se vieron desvanecer cuando se convirtió en un secreto a voces la inclinación de Palacio por una candidata única, que en los últimos cuatro años le sirvió para perseguir a adversarios políticos en una lucha contra la corrupción con una diosa Temis despojada de la venda de la imparcialidad.

Lo que ocurrió fue una ratificación de los deseos del presidente de la República, que ha hecho más dependiente al Ministerio Público. Se ha cambiado el mecanismo de elección, pero los compromisos siguen siendo los mismos, ahora más atado al poder político del momento.

 La fiebre no está en la sábana y con esta nueva forma de seleccionar al titular de la procuraduría, no se garantiza la protección institucional para la permanencia en el cargo, dependiendo, como aseguró Miriam Germán en una rendición de cuentas en el 2022  «de la buena voluntad de quien le nombra”, lo que calificó como una debilidad institucional de República Dominicana.

Lo que se impone ahora es la prudencia de la nueva procuradora, que se ha caracterizado por sus apresuradas gestiones, la confrontación y violaciones del debido proceso en los casos mediáticos que se ventilan que tienen un alto componente político.

Hay que ponerle freno a lo que ha caracterizado al Ministerio Público en los últimos años, ignorando que acusar implica una gran responsabilidad por los efectos mismos de las penas, lo que requiere de una enorme carga de sensatez, proporcionalidad y razonabilidad.

Pero recordar, que una de las reglas de la prudencia es no engañarse con la figura y apariencia de las cosas, pués «no es oro todo lo que reluce, ni bueno todo lo que parece bien».

Lo dijo ya Aristóteles: «Algunas veces tiene la mentira más apariencia de verdad que la misma verdad».

Una de las urgencias de la nueva Procuradora, que conoce muy bien las debilidades del sistema, debería ser dedicar más tiempo y recursos para enfrentar temas importantes que se han descuidado como los procesos de dignificación de las condiciones de las personas privadas de libertad, que se agravaron al politizar la construcción de la cárcel de Las Parras, llamada a resolver el grave problema de la superpoblación de internos en la degradante Penitenciaría Nacional de La Victoria.

La política criminal del Estado debe ir más allá de la judicialización de la política, que es lo que se ha priorizado en los últimos cuatro años. El sistema penitenciario sigue siendo una especie de cenicienta, con miles de seres humanos hacinados y unos centros correccionales nuevos que arrastran los mismos vicios de las ergástulas.

El tiempo dirá si como se ha vendido, el Ministerio Público ahora es más independiente, a pesar de que se mantiene el pecado original en la designación del Procurador General, y si Yeni Berenice concretiza desde sus nuevas funciones, todas sus teorías para combatir el crimen.

Y sólo recordar que la altanería entraña soberbia, que según la Biblia, es el primero de los siete pecados capitales.

Botón volver arriba