El peligroso juego con el alza de los combustibles.

Por Miguel Ángel Núñez.

Si en algo hay que estar de acuerdo es que el país se manejó durante los últimos 20 años, con una paz social que le permitió atraer más de siete millones de turistas al año, con un incremento de  20 mil millones a más de 80 mil millones de dólares el Producto Interno Bruto de la nación.

Entre los factores que incidieron para que República Dominicana fuera uno de los países más estables de la región fue una política inteligente del tema de los combustibles, a pesar de que en el 2008,  alcanzó la escalofriante cota de 147 dólares el barril durante la crisis inmobiliaria de los Estados Unidos.

No hay que ser un genio para darnos cuenta de que colocar los precios de los combustibles en correspondencia con los del petróleo era una mecha capaz de encender el país por los cuatro costados; no obstante, los dominicanos a penas sentimos ese aumento.

Por supuesto que contábamos con el acuerdo Petro-Caribe con Venezuela que de manera solidaria financiaba una parte del crudo que consumíamos y eso le permitía al gobierno transferir unos precios asequibles a la población.

No se comprometían las finanzas del gobierno, ni amenazaba el futuro económico del país con una deuda impagable, porque los intereses eran de 1 por ciento a 25 años e incluía el pago en alimentos y servicios, si no se disponía de divisas para cubrirla. Como no aumentaba  la presión cambiaría,  por la necesidad de buscar dólares para cubrir la pesada factura petrolera, en consecuencia, no teníamos una inflación que provocara alteraciones sociales preocupantes.

Tampoco Venezuela resultaba perjudicada porque el acuerdo operó de  manera transparente, ya que simplemente el petróleo que se hallaba en el Lago Maracaibo era financiado a RD y otros países que lo incorporaban a su deuda soberana.

En la actualidad, esa deuda  que alcanzó unos 4 mil millones de dólares, por efecto del convenio, está saldada, y según datos, sólo se adeudan 70 millones de dólares a Venezuela.

No sería  apropiado dar  consejos al gobierno en un artículo de prensa sobre qué hacer para buscar respuestas al desafío que supone un incremento a más de 100 dólares del crudo -cosa que según los analistas del mercado, no sucederá- pero la lógica recomienda acercarse a los países productores del mineral, como Venezuela, México, Colombia y Estados Unidos, y si no replicar un Petro-caribe , negociar un programa muy aproximado al espíritu de éste, como alternativa de que se garantice un suministro estable del producto y salidas beneficiosas para ambas partes.

Pero que sentido tendría que el gobierno dominicano busque  excusas mirando hacia atrás para cerrarse a las alternativas.

Tampoco es recomendable montar un relato sobre la «amenaza» de que el petróleo supere los 100 dólares el barril, si esa ha sido la tendencia de los últimos años, en especial cuando se registra alguna amenaza en el convulso Golfo Pérsico.

Desde el 30 de diciembre del 2011 los dominicanos enfrentan precios, que en ocasiones, supera los110 dólares el barril de petróleo de la OPEP, llegando al histórico de 147 dólares en  junio del 2008.

Veamos esta tabla:

En el 2008 ….147 dólares
En 2009….74.01 dólares
En el 2010…88.56 dólares
En el 2011…110 dólares
En el 2012…106.55 dólares
En el 2013..101.03 dólares
En el 2014..60.23 dólares
En el 2015.. 33.67 dólares
En el 2016…43.00 dólares
En el 2017…48.00 dólares
En el 2018..68.05 dólares
En el 2019…66.48 dólares
En el 2020…49.17 dólares
En el 2021… 77.75 dólares

Los diferentes gobiernos que tuvo el país recurrieron a cuantos recursos estuvieron en sus manos para sortear el incremento del petróleo y no sacrificar a la población con alzas desmesuradas en los combustibles.

De modo, que resulta incomprensible que el solo anuncio de que el crudo se colocaría alrededor de los 90 dólares genera una preocupante urticaria en el oficialismo.

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