Fort Myers devastado por la tormenta Ian que pierde fuerza

La tormenta Ian a  ha perdido fuerza este sábado a su paso por el sureste de Estados Unidos y se espera que se disipe en las próximas horas, después de haber causado inundaciones en Carolina del Sur y devastado buena parte de Florida, donde ha dejado oficialmente al menos una veintena de muertos, aunque medios como la CNN elevan la cifra a 45.

En la ciudad costera de Fort Myers, ciudad del suroeste de Florida y el «epicentro» del desastre, según el gobernador del estado, Ron DeSantis, los árboles quebrados, las casas destruidas y los barcos en las calles muestran el rastro de la devastación. También las imágenes satelitales publicadas por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.

«Está todo patas arriba, húmedo, lleno de barro», cuenta Pete Belinda, de 52 años, a las afueras de Fort Myers Beach. «No sabemos muy bien qué hacer ahora. Estamos llamando a unos amigos y familiares para ver dónde podemos vivir por un tiempo porque no tenemos adonde ir».

En esta ciudad del suroeste de Florida, muchos de sus habitantes buscan sus barcos en las calles, intransitables por los restos de casas, árboles e infraestructuras. Allí el huracán golpeó el miércoles con fuerza 4 (de una escala de 5) y el nivel del agua llegó a superar los tres metros de altura. El huracán «lanzaba los barcos como si fueran juguetes», ha contado Kevin Anderson, el alcalde de la destruida Fort Myers, a CNN.

Las autoridades insisten en que las imágenes muestran los daños, pero no la magnitud de la catástrofe. Pese a las órdenes de evacuación, muchos ciudadanos prefirieron quedarse en sus casas. En Fort Myers, muchas personas acabaron luchando por llegar a terrenos más altos en medio de la marejada ciclónica que convirtió las calles en ríos. «He oído historias de personas que se metieron en arcones congeladores y flotaron hasta otras casas… y fueron rescatados en casas más altas», contó Dan Allers, concejal en la localidad. «Había ruidos aterradores, con escombros volando por todas partes, puertas por el aire…», contó Tom Johnson, un residente testigo de la destrucción.

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