Gobierno trata de justificar prematuros daños puerto Cabo Rojo
Más explicaciones desde el gobierno para explicar por qué se fue una parte del muelle turístico de Cabo Rojo, en Pedernales, inaugurado hace poco más de un mes en medio de unos de los actos oficiales con mayor cobertura mediática por la llegada de un crucero con turistas extranjeros prometido por el presidente Luis Abinader.
Este jueves la Autoridad Portuaria Dominicana (APORDOM), a través de la dirección de ingeniería atribuyó los daños a los fuertes oleajes inusuales con picos de más 6 pies de altura que se registran por las condiciones atmosféricas.
El director ejecutivo de APORDOM, Jean Luis Rodríguez indicó que, en estos momentos equipos técnicos de APORDOM, junto con la Armada de la República Dominicana y el Cuerpo Especializado de Seguridad Portuaria (CESEP), supervisan y realizan los levantamientos pertinentes para prevenir cualquier daño que pueda ocasionarse en la infraestructura.
De su lado, el director de ingeniería de APORDOM, Juan Miguel de los Santos, destacó que, tras el fenómeno atmosférico que viene ocurriendo desde el pasado domingo, confirmó vientos del sur/suroeste de 15 a 20 nudos y aisladas ráfagas de viento.
“Nos encontramos supervisando cualquier daño por las condiciones atmosféricas para garantizar el adecuado funcionamiento de las estructuras portuarias, incluyendo los muelles pesqueros”, afirmó de los Santos.
En ese sentido, señaló, que para el conocimiento de toda la ciudadanía que se encuentran en las diferentes provincias del país, las operaciones de los muelles se mantienen activas y sin eventualidades.
APORDOM toma todas las acciones pertinentes ante este tipo de situaciones y no permitir que afecten las infraestructuras.
El puerto turístico de Cabo Rojo ha quedado habilitado, en su primera fase, con 200 metros de muelle, extensible hasta los 400 metros, con un puerto de amarre y pilotes con una profundidad de 40 metros de profundidad y unos espigones lineales de 260 metros.
Un periódico español se encargó de denunciar la prisa del gobierno en poner en operación una obra sin terminar en Cabo Rojo.