Hospital Juan Pablo Pina en cuidados intensivos

Por Williams Tell B.

El germen de la politiquería, conjugado con la falta de medicamentos y deterioro de los equipos, han contribuido a la metástasis que sufre el cáncer de las carencias en el Hospital Juan Pablo Pina de San Cristóbal.

Los últimos directores del importante centro asistencial, otrora orgullo de la Región Sur y por donde han desfilado muchos de los más prominentes médicos del país, no han dado “pie con bola” en la gerencia del hospital, porque pesan más los compromisos políticos que el juramento hipocrático.

La doctora Monserrat Santana, la actual directora del Hospital Juan Pablo Pina en San Cristóbal.

Los medicamentos que requieren con urgencia los pacientes internos, en su mayoría tienen que llevarlos los atribulados familiares, que en algunos casos se llevan la sorpresa al regresar de que ya es tarde para devolverle la vida al pariente enfermo.

Los médicos que trabajan en las emergencias lo hacen con precariedades extremas, lo que no parece importar a ninguna autoridad en San Cristóbal, donde el negocio de la salud florece de la mano de funcionarios que en algún momento ejercieron la profesión en el Juan Pablo Pina.

Allí también hay falta de insumos, el material gastable es cada vez menos y los equipos de diagnóstico sufren averías que obligan al paciente a recurrir a los centros privados que ofrecen este servicio especializado.

Es lo que muchos en esta ciudad califican como “un negocio redondo”, que nutre los bolsillos de los dueños de las clínicas privadas, a expensas del abandono del hospital público.

Y no es para menos, el Juan Pablo Pina se ha convertido en una especie de elefante blanco, en el que se han invertido millones de pesos que no han logrado mejorar los servicios a la población.

A pesar de que el hospital se ha intervenido en varias ocasiones para “ampliarlo y remodelarlo”,  las camas son insuficientes para albergar a los pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos y otras áreas no menos importantes.

“Muchas veces lo que venimos es a morir en el Juan Pablo Pina” se quejó un anciano de 80 años que esperaba ser atendido por los médicos que trataban de reanimar a otro paciente que llegó en peores condiciones al centro.

Y el deterioro de los servicios en ese hospital, se refleja en su entorno, donde en uno de sus laterales se ha improvisado un vertedero de basura que a nadie parece importarle.

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