La crisis haitiana hace rato que tocó fondo

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final Digital)

Haití ya no resiste más. Su crisis ha tocado fondo. La ingobernabilidad es un proceso que no parece tener barrera de contención.

Los grupos armados, muy bien financiados por empresarios, políticos y hasta estamentos del propio gobierno, constituyen la real autoridad en un país donde un primer ministro pretende continuar más allá del mandato establecido, sin Congreso ni unas Fuerzas Armadas en capacidad de enfrentar la orgía de violencia que sacude a esta nación caribeña.

Quienes reaccionan “sorprendidos” por lo que se vive en estos momentos en Haití, son los mismos que no se inmutaron ante el asesinato de su presidente, una conspiración a todos los niveles que sigue envuelta en el manto de la impunidad.

Si asesinan al presidente de la República y no hay aprestos de justicia, que se puede esperar que ocurra en el próximo capítulo.

La comunidad internacional ha empeorado y fracasado al manejar el tema haitiano. Tuvieron que sacar sus fuerzas de la Minustah dejando una estela de escándalos con enfermedades y violaciones por lo que en Haití hay muchos niños que no conocen a sus padres.

Estados Unidos ha jugado un papel que ha dejado mucho que desear. Su liderazgo y poder político no se ha reflejado en la solución de un problema que está en su “patio trasero”. Los demás países “amigos de Haití” se han quedado en la retórica, muchas palabras, propuestas y nada concreto para provocar una gobernabilidad que se lograría sobre la base de legitimar a sus autoridades.

Las armas que se utilizan para matar al pueblo haitiano, siguen llegando como por “arte de magia”, con sus lugares de procedencia bien claro, pero no pasa nada con ese lucrativo negocio.

En Haití hace falta democracia con libertad, pero no impuesta desde el exterior. Los haitianos son los llamados a definir su futuro, en un trayecto en que necesitan solidaridad manifestada en recursos para enfrentar la espantosa miseria de un país sin infraestructuras para el desarrollo, con una clase empresarial que se ha fortalecido con la permanencia del caos.

Ojalá y que la cacareada “fuerza multinacional”, que nadie quiere financiar, no constituya una medicina peor que la enfermedad, porque la federación de grupos armados que controlan gran parte del territorio haitiano, no se quedarán de brazos cruzados con la incursión de soldados extranjeros que tienen como principal misión descabezar a sus líderes, desmantelar esas bandas y abrir el camino para que sigan los mismos de siempre manejando el fallido Estado…

Haití hace rato que tocó fondo y sus “amigos” lo saben y no quieren hundirse en esa crisis, que en estos momentos constituye la principal amenaza para la República Dominicana, cuyo gobierno también ha hablado mucho y salvo el costoso muro que levanta en la frontera, no ha hecho lo necesario para garantizar una verdadera seguridad, lo que se evidencia en el paso diario de esos inmigrantes, los actos delictivos en las demarcaciones fronterizas y la ausencia de inversiones que contribuyan a fortalecer la presencia dominicana en una zona tradicionalmente olvidada.

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