La ingobernabilidad azota la Cámara de Cuentas

Presidente CC admite que violan la ley

La Cámara de Cuentas sigue sumida en el escándalo y el descrédito.

Ahora su presidente, Janel Andrés Ramírez ha provocado alarma con unas declaraciones en las que admite que están violando la ley y manifiesta su arrepentimiento por asumir el cargo del organismo fiscalizador, cuya imagen se ha deteriorado progresivamente.

Janel Ramírez,presidente de la Cámara de Cuentas quien dice estar atrapado y sin salida en el cargo.

Según el funcionario, ahora mismo se siente como un preso de confianza, argumentando que ha tenido que “hacer muchas veces lo que diga el pleno aunque esté en contra de la ley”.

Se queja de que se siente  “atado” en el cargo y que de haber sabido con anterioridad la manera en la que se manejarían los asuntos, no se hubiera “metido en eso”.

Al preguntársele sobre los problemas que lo llevan a esa reflexión respondió lo siguiente:

“Si me preguntan cuál es el problema con la Cámara de Cuentas, basta con analizar su historia, (…) si analizamos los planes de auditoría de 2013 hasta 2022, cuando la Cámara decía que iba a hacer 100 auditorías, nunca ha logrado hacer siete auditorías anual”, respondió.

El servidor público dijo que la CC es un órgano meramente técnico que aplica la misma metodología desde hace años y que el personal relegado a esa área es el mismo de gestiones anteriores.

Sobre esto último añadió que se siente atado pues, en la Cámara, “para nombrar o desvincular se tiene que aprobar el pleno”.

El presidente de la CC, también denunció que en una ocasión, el pleno llegó a tomar decisiones sin su presencia, hecho que catalogó como “un golpe de Estado”.

Tras emitir esta declaración, Ramírez reconoció que la institución que encabeza está sumergida en un estado de “ingobernabilidad”.

“Pero eso ha sido siempre, no es de ahora, miren, lo único que yo he hecho en la Cámara de Cuentas es abogar por el cumplimiento de la ley”, explicó.

Ramírez explicó que le parece irresponsable entregar auditorías que no hayan sido sometidas a un control de calidad.

“Si llegamos a una institución en su peor momento de descredito, el escepticismo del auditor me exige que debo seguir un proceso de calidad”, puntualizó.

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