La Narco-Política y su influencia en RD
Por Guillermo Tejeda.
Quien lo iba a decir qué al cabo de algunos años, la narco-política se haya asentado en la República Dominicana, con una incidencia que ha puesto de rodillas a quienes les tendieron alfombras rojas a los obsequiosos financistas de sus campañas electorales.
Todo era cuestión de tiempo. Las advertencias de poco sirvieron y hoy estamos asistiendo a una realidad que se traduce en más corrupción e impunidad en la sociedad dominicana.
Y lo peor es que todavía no reaccionamos. Legisladores extraditados y procesados por dirigir redes poderosas del narcotráfico y el lavado de millones de dólares y mucha gente ni siquiera se inmuta.
La cultura del “nada es nada” se ha extendido por el tejido social dominicano, donde los antivalores son los que reciben los aplausos de quienes han asimilado la frase de que “vales lo que tienes” y no quien eres.
En nuestro país hay una aceptación social casi generalizada de este tipo de personas, que, como buenos capos, satisfacen las necesidades que olvidan las autoridades en las comunidades donde levantan sus imperios.
A diario amanecemos con que políticos de distintas parcelas están salpicados por las actividades del crimen organizado, pero son los propios partidos los que se hacen de la vista gorda conscientes de que “nadie puede tirar la primera piedra”.
Nos escandalizamos cuando cayó El Don, Quirino Ernesto Paulino Castillo, con importantes influencias en estamentos políticos y militares que le permitieron operar a sus anchas, hasta que la DEA extendió sus tentáculos y se lo llevó para que delatara a los carteles colombianos que le abastecían de la cocaína que por toneladas enviaba a Estados Unidos.
Pero ya la práctica es tan común, que el diputado más votado de Santiago, “empresario” que devino en un gran capo, según el expediente de la DEA, está esperando juicio, con la admisión de su hermano y otros socios, pero todavía en la Cámara de Diputados lo mantienen vigente, en una señal clara del compromiso contraído en el financiamiento electoral.
El hasta hace poco diputado, Juan Maldonado Castro, quien fue designado al frente de Comunidad Digna, es el cabecilla de otro entramado de narco-lavado, que se fortaleció aprovechando su inmunidad parlamentaria, pero ese tema importa menos que cualquier chisme de esquina.
El más reciente escándalo ha quedado al descubierto con la Operación FM, de la red que recibía millones de dólares por los muelles del país, procedentes del narcotráfico, en el que se involucra a la ex diputada Sofía Azcona.
La narco-política está saliendo a flote, pero no se observa un pronunciamiento enérgico de los principales partidos políticos, que contribuyan a expulsar el pus del cáncer que amenaza la salud de la democracia dominicana.
Aún estamos a tiempo, si no morimos en el intento…