La policía y las pistolas eléctricas: Tecnología para matar

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final Digital)

Todavía no se conocen los resultados de la muerte del joven Jhon Kohr Reyes, detenido por la policía durante una redada en el barrio Enriquillo, en Herrera, el pasado 21 de febrero, presentando quemaduras en distintas partes del cuerpo por descargas eléctricas con las pistolas Taser, cuando se registra otro incidente aunque no con desenlace trágico en el hospital Cabral y Báez de Santiago.

La víctima ahora es un funcionario de la Cruz Roja quien fue a llevar a una paciente desde Jarabacoa a Santiago y que fue expulsado del hospital con descargas eléctricas aplicadas por un oficial de la Policía Nacional.

Los casos del uso excesivo de este dispositivo, que puede convertirse en letal, ya son frecuentes sin que hasta el momento se produzca un pronunciamiento acompañado de sanciones para evitar que ocurran nuevas tragedias como la del joven de Herrera, quien recibió descargas eléctricas con una pistola Taser y fue torturado en la camioneta donde lo llevaban ante una herida abierta que presentaba debajo de la oreja izquierda y varios círculos enrojecidos en el abdomen.

El caso del señor Luis Manuel Bonificacio , presidente de la Cruz Roja en Jarabacoa, no puede quedar como un hecho aislado y sin sanciones y debe poner a reflexionar a la Comisión de Reforma Policial sobre la necesidad de capacitar a los agentes en el uso de estas pistolas que buscan evitar los resultados de los desacreditados intercambios de disparos.

Da lo mismo matar a un ciudadano de un disparo o con una descarga eléctrica por la falta de adiestramiento de los policías que están recurriendo de manera alegre a este recurso para «controlar» a ciudadanos.

Estoy seguro que la mayoría de los policías armados con una pistola Taser, ignoran que una corriente eléctrica puede causar lesiones en cuatro formas: Un paro cardíaco debido al efecto eléctrico sobre el corazón. Destrucción de músculos, nervios y tejidos por una corriente que atraviesa el cuerpo. Quemaduras térmicas por el contacto con la fuente eléctrica.

Seguro que los agentes desconocen que con la Taser pueden provocar a un ciudadano lesiones musculo-esqueléticas por contracción muscular intensa, fracturas por compresión espinal; fractura del hueso etmoides . Lesiones óseas por caídas inducidas por TASER (incluyendo traumatismo craneoencefálico mortal y no mortal).

Si no se entrena debidamente a los agentes policiales, los resultados funestos serían los mismos de siempre. Solamente estaríamos aportando tecnología para violentar derechos ciudadanos.

Y lo más importante, debe haber un cambio en el comportamiento policial, históricamente caracterizado por una cultura de excesos que no se enfrentan con la dotación de mejores equipos y nuevo uniforme. Primero se debe cambiar la mentalidad de los recursos humanos para que se materialice una verdadera reforma en la Policía Nacional.

La tecnología debe utilizarse para prevenir el delito y salvar vidas. Con las pistolas eléctricas y si no hay entrenamiento y sanciones, le sería muy difícil a la Policía justificar sus desacreditados «intercambios de disparos».

Solo cambiaría el diagnóstico del médico legista en su reporte de «heridas por disparos» a quemaduras en distintas partes del cuerpo.

La pistola o el revólver con «numeración lijada», también serían cosa del pasado, con el agravante de que el descrédito de la institución del orden todavía será peor en tiempos de «reforma».

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