La Reforma y los Excesos Policiales
Por Guillermo Tejeda
(Director Resumen Final Digital)
Las más recientes actuaciones de agentes de la Policía Nacional han lanzado por la borda los “avances” anunciados en el proceso de reforma de la institución, en la cual el gobierno ha invertido millones de pesos, en la designación de un comisionado español, la contratación de académicos y la compra de equipos para mejorar la logística en la lucha contra la delincuencia.
Se repiten a diario las deficiencias de los agentes para afrontar los incidentes con la población civil, que anteponen la macana y sus armas de reglamento para dirimir situaciones que bien pudieron arreglarse con una cultura de diálogo y persuasión.
El caso de la fiscal en Higüey, puso al desnudo la incapacidad de los policías para abordar el encontronazo con la funcionaria judicial, debidamente identificada, interceptada casi a media noche en las oscuras calles de esa población y quien se dirigió a refugiarse en un destacamento donde fue “reducida a la obediencia” de manera violenta.
Aquí hay gente que han sobrepuesto la ausencia de una placa, que es una infracción de tránsito que se paga con multa, al ultraje al que fue sometida la fiscal, quien sufrió además de las magulladuras para colocarle los grilletes, los improperios lanzados por los agentes y el superior al que acudió al destacamento.
Si eso se le hizo a una fiscal, debidamente identificada, que por demás retornaba a su hogar luego de estar dirigiendo en La Romana allanamientos contra narcotraficantes (tratados con mano de seda por policías), qué no sería de un ciudadano común.
El comportamiento de esos agentes contra la funcionaria del Ministerio Público es inaceptable, y el argumento de la placa, no tiene sentido cuando usted observa en las calles a policías de distintos rangos desplazándose en sus motos y yipetas sin una chapa. Pero también funcionarios de distintos niveles en el gobierno son vistos en vehículos sin una placa, sin ser molestados por los “exigentes” policías.
Pero lo más grave fue lo ocurrido la semana pasada en la fronteriza ciudad de Pedernales, donde una jovencita de 17 años, Altagracia Reyes, fue alcanzada por un disparo en la cabeza que le hicieron integrantes de una patrulla policiaco-militar, que esgrimió como argumento para justificar el exceso mortal, el hecho de que el conductor del vehículo en el que se desplazaba la víctima no obtemperó a una orden de pare.
Esta es una tragedia ignorada por quienes han justificado la agresión contra la fiscal por la ausencia de una placa en el vehículo asignado por el Ministerio Público.
La población debe cumplir con las leyes, pero al mismo tiempo mantenerse vigilante para que los excesos y la negación de derechos, no sean parte del accionar policial.
La cultura del ¡cállese! y las detenciones arbitrarias deben ser parte de una etapa superada… Del monopolio de la fuerza no se puede abusar… Toda esa energía contra civiles indefensos, en este caso mujeres que no representaban ningún peligro, debe ser utilizada por los agentes policiales para combatir una delincuencia que se ha salido de control, en el que la complicidad juega un papel muy importante.
La macana debe ser para los delincuentes, no para agredir a ciudadanos indefensos.