Las Jacarandas: icónicas flores púrpuras en México

Durante los primeros días de la primavera, las calles de la Ciudad de México comienzan a teñirse de morado. Marzo viene acompañado de una pequeña flor brasileña: la jacaranda. Los árboles que son su hogar tienen presencia en toda la capital mexicana.

La historia de la jacaranda va mucho más allá que florecer cada primavera, porque es el árbol que representa esta estación del año en toda la Ciudad de México. Su color lila se ve por cada una de las calles de la ciudad, protagonizando toda la hermosura que se puede ver durante esa temporada, y también una que otra fotografía porque es difícil pasar este árbol desapercibido.

Jacarandas florecen sobre paseo de la Reforma, previo al inicio de la primavera.

La jacaranda tiñe la ciudad con su color, pero también con su magia, nobleza, misterio y belleza, y aunque el árbol no es originario de México, es máximo representante del país porque ha permanecido en éste desde muchas décadas atrás.

Pero lamentablemente el cambio climático impactó en las jacarandas de la Ciudad de México. En los últimos tres años, su floración se ha adelantado al menos un mes, lo cual, a la larga, podría debilitar a la especie y contribuir al deterioro de los sistemas alimentarios de los insectos que habitan en la zona.

De acuerdo con el Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el calor excesivo que hay en la capital del país provocó que las jacarandas florecieran antes de tiempo, pues de manera natural su proceso comienza con las primeras lluvias de primavera. No obstante, ahora lo hacen antes de iniciar la estación.

Marcelo Rodrigo Pace, especialista del instituto, indicó que dichos árboles son más resistentes que otras especies, a las plagas y a la contaminación, ya que 10 árboles de jacaranda pueden absorber el CO2 emitido por mil 400 autos al día, por lo que la especie endémica del sur de Brasil se pudo adaptar a las tierras mexicanas de forma pacífica.

La jacaranda tiñe la Ciudad de México con su color lila durante la primavera de cada año.

“Se domesticó de manera fácil porque produce muchas flores y frutos, aguanta más la contaminación atmosférica, pues hay otras especies que son muy vulnerables a ataques de insectos xilófagos, que comen madera”, dijo.

Por ello, la preocupación que tienen los expertos sobre la floración precipitada de la especie, ya que a la larga puede repercutir en la pérdida de nutrientes del propio árbol, lo que la hace vulnerable ante plagas y enfermedades al tener recursos limitados para sobrevivir, además de afectar las cadenas de alimentación de aves e insectos y revelar la condición en que otros árboles pueden estar.

Al respecto, el especialista hizo un llamado a cuidar el medio ambiente y disminuir la contaminación a través de la reducción del número de vehículos en circulación, disminuir los tiempos de baño, evitar quemas agrícolas, entre otras más.

“Algunos piensan que todo se renueva y no es así. Hay cosas que toman mucho tiempo para generarse y estas hay que preservarlas. No somos los únicos que habitan el planeta”, indicó.

En el último siglo, la Ciudad de México ha experimentado un aumento de la temperatura de cuatro grados, tres de ellos han sido ocasionados por un fenómeno llamado isla de calor y uno más por el cambio climático.

Las jacaranda es originaria de Brasil, aunque, posteriormente llegó a México a finales del siglo XIX y, aunque no existen registros precisos de su introducción al país, existen varias versiones que nos cuentan la historia de cómo el árbol lila se convirtió en el favorito del territorio mexicano.

Tatsugoro Matsumoto era un jardinero japonés que se instaló en México a finales del Siglo XIX. Poco tiempo después de su llegada fue contratado como paisajista por Porfirio Díaz. El plan del entonces presidente era “sembrar semillas y plantas porque en la Ciudad de México hay puros nopales y no hay árboles”, según declara el nieto del jardinero.

Matsumoto no tenía planeado plantar jacarandas. En su lugar pensaba plantar cerezos japoneses, cuya famosa flor de sakura es conocida por ser una representación de la fragilidad de la vida. Los cerezos no sobrevivieron mucho tiempo en el clima templado de las Ciudad de México, pues son árboles acostumbrados a estaciones con temperaturas más drásticas. Buscando una alternativa, el jardinero optó por las jacarandas, un árbol tropical que había conocido durante su breve estancia en Perú. 

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