Las repercusiones del Pacto por la Democracia, 30 años despúes
Se cumplieron este sábado tres décadas del histórico Pacto por la Democracia firmado por el liderazgo nacional de entonces para poner fin a una crisis post electoral que amenazó la paz en la República Dominicana.
El entonces presidente Joaquín Balaguer, los líderes de la oposición encabezados por el doctor José Francisco Peña Gómez y Juan Bosch, del Partido de la Liberación Dominicana suscribieron el acuerdo para resolver en el marco de la civilidad el conflicto político derivado de los resultados de las elecciones.
Todo inició cuando Balaguer, a la sazón jefe de Estado y candidato del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), fue proclamado por la Junta Central Electoral (JCE) ganador de las elecciones del 16 de mayo de 1994, lo que fue calificado como fraudulento por el doctor Peña Gómez.
Esta propuesta fue rechazada inmediatamente por el líder del PRD que, en cambio, le hizo una contrapropuesta a Balaguer sobre la firma de un pacto en el que se estipulaban medidas relacionadas con el escenario político.
Pero a distancia de esto, Peña Gómez parece no haber siquiera imaginado la astucia que aplicaría el desaparecido caudillo reformista.
La decisión negativa de Peña Gómez encaminó a la firma del célebre “Pacto por la Democracia”, en el que se establecieron algunos puntos interesantes que cambiaron la atmósfera política de esos tiempos, ya que Balaguer tuvo que reducir su periodo presidencial a dos años para celebrar nuevas elecciones en 1996, como parte de lo establecido en el convenio.
También se estipuló la separación de las elecciones presidenciales, las municipales y las congresuales, se prohibía la reelección en dos períodos consecutivos, mediante una reforma constitucional, y se acordó que, a fin de ser electo presidente, el candidato debería obtener el 45% más un voto y, en caso de no conseguirlo, realizarse una segunda vuelta. Esto último consta en un segmento del Manual de Historia Dominicana, del historiador Frank Moya Pons.
El autor narra que Balaguer aceptó los términos propuestos por Peña Gómez y el 10 de agosto de 1994 se procedió a la firma del Pacto por la Democracia en un acto en el Palacio Nacional ante decenas de testigos y miembros de la prensa, pero antes de realizar la firma y a escondidas del público, pasó algo inesperado, según relata Moya Pons en su obra.
“En el último minuto y justo antes de la firma del pacto, se produjo una reunión secreta entre los ayudantes más cercanos de Balaguer y una delegación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para modificar secretamente el borrador del pacto aumentando a un 50% más uno el número de votos requeridos para evitar una segunda vuelta”, señala Moya Pons.
Para algunos, esa última decisión habría sido ideada debido a la popularidad de que disfrutaba Peña Gómez, asegurándose que a éste no le resultaría difícil superar el 45% de los votos para ganar en la primera vuelta en las elecciones de 1996, como se había acordado en principio.
Gran parte de la tensión política que había en el país empezó a bajar luego de la firma del pacto, mientras avanzaban los días camino hacia las elecciones del 16 de mayo de 1996, bajo una supervisión estricta de la Junta Central Electoral y observadores internacionales.
Esta vez, Peña Gómez debió de enfrentarse en las urnas a Leonel Fernández, por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En la primera vuelta, ninguno de los candidatos logró sobrepasar el 50 por ciento de los votos. Fernández obtuvo un 39 por ciento y Peña Gómez un 49 por ciento.
Ante estos resultados, se pasó a la fase de segunda vuelta electoral 45 días después de las elecciones generales, y los resultados alzaron a Leonel Fernández, con el apoyo del PRSC de Balaguer y el PLD del PLD, bajo la alianza Frente Patriótico, con un escaso margen de 71.741 votos.
Ante estos resultados finales, algunos líderes del PRD no los aceptaron, alegando otro supuesto fraude, pero Peña Gómez desistió de la lucha, tras su quebranto de cáncer, y aceptó la derrota.
Finalmente, el 16 de agosto del 1996, Leonel Fernández Reyna tomó posesión a la presidencia dando por finalizada una crisis electoral muy encendida