Leonel Fernández y la modernidad en la política dominicana
Por Víctor Manuel Peña
La modernidad en el liderazgo político no se advierte jamás en hacer oposición por hacer oposición o simplemente ser presidente de una nación.
Para que la modernidad se advierta en el liderazgo político es necesario que el líder o el verdadero líder vaya mucho más allá.
Pero primero que todo la modernidad tiene que estar presente en las ideas. Ello significa que primero hay que tener una visión crítica profunda de la realidad de una sociedad y de su historia. Pero también una visión crítica profunda de la realidad mundial y de su historia.
Lo anterior supone mucha lectura y mucha formación.
Solo así un líder puede estar en capacidad de definir y asumir un proyecto de y modernización de la sociedad.
Claro, en ese proyecto de transformación y modernización hay que asumir el papel de las instituciones del Estado, el papel de las instituciones civiles, el papel de los hombres y de las mujeres, el papel de los sectores sociales, etc.
Todo proyecto de transformación tiene que ser ejecutado desde la dirección del Estado, pero el mismo Estado tiene que ser sometido a ese proyecto de transformación.
Ese proyecto de transformación tiene que incidir o debe incidir en la renovación de las ideas en la sociedad.
Eso significa que la transformación no debe limitarse a la materialidad o la realización de obras en todas las áreas y campos (obras de infraestructura, hospitales, escuelas, viviendas, etc., etc.), sino que debe incidir en la modificación de los fundamentos de funcionamiento del Estado y de la misma sociedad.
En el primer gobierno 96-2000 y en los que encabezó 2004-2012 Leonel Fernández llevó a cabo un gran proyecto de transformación del país y de institucionalización del Estado dominicano.
El metro, los elevados, los pasos a desnivel, las autovías, etc., dan cuenta de la transformación y modernización física de la sociedad dominicana.
En el contexto de ese proceso de transformación y modernización de la sociedad dominicana es que se produce el crecimiento espectacular que tuvo la economía dominicana y el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica aún en medio de la gran recesión mundial de 2008 y de la gran subida o estampida de los precios del petróleo.
El crecimiento de la economía y el proceso de modernización interactuaron permanentemente.
Pero ese proceso de transformación y modernización de la sociedad dominicana abarcó el área de las relaciones exteriores o internacionales, las reformas para modernizar el Ministerio de Hacienda, la creación de la comisión para la prevención de la corrupción, la creación del DEPRECO, el proceso de capitalización de la CDEE, proceso de modernización e institucionalización que fue cerrado en la cúspide con la Constitución garantista de 2010 y con la creación de las altas cortes-Tribunal Constitucional, Tribunal Superior Electoral y la modernización de la Suprema Corte de Justicia.
Se reorganizó el Ministerio Público, se crearon el Consejo Superior del Poder Judicial y el Consejo Superior del Ministerio Público.
Nunca en sus gobiernos estuvo en jaque ni la democracia ni el sistema de partidos.
Solo un líder que es la expresión de la modernidad en la política dominicana tuvo la moral y la dignidad de encabezar el más grande proceso político en defensa de la Constitución y de la democracia llevado a cabo en los años 17 y 18.
La modernidad en Leonel no es pasado, sigue siendo presente.
Aunque aclaramos que el pasado no nos produce rubor porque es parte intrínseca e inherente de la vida de los seres humanos.
Es desde la modernidad que Leonel responde diciendo que el actual intento de reforma a la Constitución es “inoportuno e innecesario”.
En la democracia de verdad, donde tiene plena vigencia el pluralismo tanto en las ideas como en las estructuras, se respeta plenamente el derecho de los líderes y de los partidos a disentir y a asumir posiciones propias con relación a los problemas nacionales e internacionales.
Leonel es y seguirá siendo la expresión más acabada de la modernidad en la política dominicana.
El autor es catedrático universitario, expresidente del Colegio Dominicano de Economistas y dirigente de la Fuerza del Pueblo.