Los narcos empoderados por influencias políticas

Por Guillermo Tejeda
(Director Resumen Final Digital)
Desde hace un tiempo he estado advirtiendo sobre las amenazas que se ciernen sobre quienes ejercemos esta profesión, provenientes de la delincuencia común y el crimen organizado.
El peligro ya no parte desde las entrañas de los gobiernos, que han mitigado esa intolerancia que caracterizó su comportamiento hacia los periodistas y medios de comunicación, en aquellos años en los que decir la verdad te podía costar la vida.
Hemos enfrentado en múltiples ocasiones esas amenazas que no han llegado a materializarse por la gracia de Dios y las medidas preventivas adoptadas en su momento, sin que trasciendan esas maniobras criminales para no provocar alarmas en nuestra familia y otras personas preocupadas por mi integridad física.
Pero la situación se ha agravado por la preeminencia que le ha dado la política partidista a determinados personajes, reconocidos capos que han aportado millonarios recursos en las campañas electorales, llegando algunos a ocupar curules en el Congreso Nacional, o en su defecto colocado a esposas y otros familiares en esas posiciones electivas catapultadas por el dinero.
Esos «señores», que han pretendido lavar sus actividades ilícitas incursionando en la política, destronando a fuerza de papeletas a dirigentes meritorios de los distintos partidos, han conseguido tal grado de impunidad que les permite amenazar a periodistas que osan recordarles sus andanzas y los expedientes, por demás diluidos en los tribunales en los que han comprado decisiones judiciales pretendiendo borrar sus pecados capitales.
No deben pasar desapercibidas las amenazas que se han proferido contra periodistas en los últimos días, en un esfuerzo por acallar a esos profesionales de la comunicación.
Esos personajes podrían ser intocables en el gobierno, pero no pretender que esos mantos de impunidad también arropen a quienes ejercemos la profesión de informar con la mayor objetividad posible, en un país que vive en democracia en el que todos tenemos que ceñirnos a lo que establecen la Constitución y las leyes.
Dicen por ahí que el buen periodismo es un servicio de primera necesidad en una sociedad libre y eso debe garantizarlo el gobierno poniéndole un freno a los protagonistas de la narco-política que se han empoderado, al cobrar ahora sus aportes de campaña.
El presidente Luis Abinader no debe permitir que su gestión de gobierno se manche con la sangre de un periodista en un hecho perpetrado por gente que debería estar en la cárcel, por las graves acusaciones que ha sustanciado el Ministerio Público, aunque diluidas en instancias judiciales donde hay «honorables magistrados» que usan mandiles y no togas, cuyas decisiones no tienen el peso de la ley, sino de las componendas políticas y el dinero corruptor.