Malestar con RD se siente, a pesar nuevo gobierno Haití

Por Guillermo Tejeda

(Director Resumen Final de Noticias)

La instauración de un nuevo gobierno en Haití no ha venido acompañado de un cambio en las relaciones bilaterales con la República Dominicana, erosionadas por el conflicto desatado por la construcción del canal en Juana Méndez que toma sus aguas del fronterizo río Masacre.

La llegada del nuevo primer ministro Garry Conille y el Consejo Presidencial que lo acompaña,  no ha contemplado zanjar las diferencias diplomáticas entre los dos países que comparten la isla.

Desde febrero del 2022, cuando fue cancelado y llamado a Puerto Príncipe el embajador Smith Agustin, ahora miembro del Consejo Presidencial, Haití ha manejado su embajada en Santo Domingo a nivel de un Ministro Consejero y ahora de un Encargado de Negocios.

El gobierno haitiano, que se ha concentrado en el relanzamiento de su diplomacia con la designación en la cancillería de Dominique Dupuy, no tiene a la República Dominicana, con el que comparte fronteras, absorbe al mayor número de su diáspora y le abastece de artículos variados y alimentos, entre sus prioridades inmediatas.

Lo confirma la designación al frente de su embajada de la joven Christine Lamothe, pero como encargada de Negocios.

Lamothe tiene la experiencia diplomática de seis años en la Embajada de Haití en Brasil, donde sirvió en distintas funciones de alta responsabilidad. En 2021 fue trasladada a la misión diplomática haitiana en Santo Domingo, donde realizó sus estudios secundarios, por lo que conoce muy bien la realidad de esas relaciones.

El hecho de que el gobierno de Conille no haya priorizado en su agenda la normalización de las relaciones dominico-haitianas, es un reflejo del disgusto que tienen las autoridades de Puerto Príncipe por las medidas unilaterales que en su momento tomó el presidente Luis Abinader, cerrando la frontera aérea, marítima y terrestre, los comercios fronterizos y arreciar las repatriaciones de miles de inmigrantes haitianos en condición irregular a pesar de la crisis de seguridad.

Haití sigue siendo el segundo socio comercial de dominicana, cuyas exportaciones se han visto resentidas por este conflicto que ha puesto la mirada del gobierno y emprearios haitianos en otros mercados.

Los haitianos, auque no lo ha expresado su gobierno, pero sí las élites políticas y económicas, no se han sentido cómodos con el protagonismo asumido por Abinader en los foros internacionales buscando una salida a la crisis de nuestros vecinos, que lo interpretan como un argumento de política interna que tenía objetivos meramente electorales.

Lo cierto es que nuestros dos principales socios, Estados Unidos y Haití, tienen la características de que manejan al nivel de Encargados de Negocios con la Repúbica Dominicana, lo que tiene su lenguaje en el mundo de la diplomacia. En el primero, no se explican las razones por las que Washington no ha nombrado representante en el primer gobierno que casi termina de Abinader y en el caso de los haitianos, siguen vigentes los requemores de un canal que está rindiendo sus frutos en las extensas plantaciones agrícolas de Juana Méndez, mientras los agricultores de este lado de la frontera se quejan porque el Canal de La Vigía se ha utilizado más para los afanes políticos que para ofrecer una solución a sus ancestrales problemas de riego.

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