Messi se retira del juego con Brasil por violencia estadio
En un clásico sudamericano empañado por una pelea en las gradas, Nicolás Otamendi se elevó para conectar un gol de cabeza que le dio a Argentina el martes una victoria 1-0 ante Brasil por las eliminatorias rumbo a la Copa Mundial de 2026.
Fue la primera derrota de la Verdeamarela en 65 partidos como local en la historia de las eliminatorias sudamericanas. La caída ante los vigentes campeones mundiales también algo nunca sufrido por Brasil en el clasificatorio de su confederación: por primera vez pierde tres duelos consecutivos.
Muchos de los 69.000 aficionados que acudieron al estadio Maracaná lo hicieron para presenciar el que pudo ser el último partido de Lionel Messi en Brasil, pero acabaron viendo cómo Otamandi cabeceó un tiro de esquina de Giovani Lo Celso a los 63 minutos para el único gol del encuentro.
El inicio del partido se demoró casi media hora por las peleas entre hinchas en las gradas del Maracaná y que provocaron la intervención de la policía.
Afectado por una molestia en el aductor, Messi se retiró del campo a los 78 minutos, en medio de una mezcla de abucheos y vítores de los aficionados brasileños.
El astro argentino de 36 años se quedó con las ganas de anotar su primer gol contra Brasil por las eliminatorias.
Pero la Albiceleste regresa a casa como líder de la carrera sudamericana hacia el Mundial y con otra victoria en el icónico estadio de Río de Janeiro. Hace dos años, Ángel di María anotó el único en un Maracaná sin público para proclamarse campeones de la Copa América.
“Este grupo sigue consiguiendo cosas históricas”, dijo Messi. “Es muy lindo ganar en Brasil, por lo fuerte que son de local en toda la historia”.
Argentina venía de sucumbir en casa 2-0 ante Uruguay el jueves pasado. Al cabo de seis fechas, el equipo dirigido por Lionel Scaloni comanda la tabla con 15 puntos, seguido por Uruguay y Colombia con 13 y 12 unidades, respectivamente. Brasil cierra el año situado en la sexta plaza, justo en la zona de clasificación directa, con siete puntos.
La violencia en las gradas provocó que el equipo argentino, con su capitán Messi a la cabeza, se retirara del campo y aguardó 22 minutos en el vestuario hasta que recibió garantías de que la situación se había calmado. Al menos un espectador tuvo que ser sacado del estadio tras acabar sangrando por una herida en el rostro. La policía de Río informó que arrestaron a ocho personas por la gresca.
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