¡Ola, Ola, Ola. Ola de la mar…!

Mi procedencia campesina me lleva a asociar los elementos de la naturaleza con el comportamiento del hombre, su diario vivir, sus avatares y dinámica social.
Se trata de un vínculo como el que establece la madre con su criatura; como el citadino que disfruta del olor del asfalto o el nativo de las costas cuando absorbe el salitre y el yodo que salen del mar.
De ese mismo modo comparo las olas del mar con la política. Cómo este movimiento perfectamente sincronizado, el agua arrastra a la basura y la deposita mar afuera -no sé porque le llaman mar afuera, si lo que hace es internarla más adentro- luego, de ese mismo modo, trae a la orilla esos desperdicios que engulló con avidez, semanas atrás.
Este símil me trae a la memoria cuando meses atrás escribía de lo ineficaz, chapucera y sesgada que suele ser la política de persecución del delito que lleva a cabo el Ministerio Público actual, cuando se trata de perseguir a los violadores de la ley, cuando se descubre que responden a sus intereses políticos y partidarios. No sólo impera la dejadez y mano suave, sino, la ignorancia y vista gorda.
Su especialidad es corretear peledeísta, con pruebas o sin ellas, en un peligroso juego que puede costarles caro, si se «vira la tortilla» y se produce un cambio de mando, como puede suceder.
Resaltaba el caso de un supuesto empresario de La Vega, al que llaman Miki López, imputado de suplir drogas sintéticas a toda la región del Cibao, por un monto que supera los tres mil millones de pesos, junto a sus tres hijos y esposa, hoy diputada por el partido en el poder (PRM).
Este individuo que, en el contexto y los fines de este trabajo, y para el papel que desempeña en la sociedad, constituye una basura, redimida gracias a su condición de colaborador del gobierno, plácidamente montado en la cresta de la ola, se ha dedicado a amenazar periodistas.
Ya a informadores públicos de su natal La Vega los tiene arrodillados, con una justicia que lo protege a él y a su familia, permitiéndole desplazarse en sus helicópteros y coches de alta gama por todo el país, con todo y el grillete que le colocaron para variar una medida de coerción que lo «obligaba a permanecer en prisión», como imputado de violar a la ley de lavado y narcotráfico.
Las denuncias contra este señor ya cansan e incluso cuando el compañero de partido y colega en el negocio de los estupefacientes, Miguel Gutiérrez, en reclusión en Miami por esa actividad, le ganó una demanda jurídica por «falsificación de firma» de negocios que solo ellos saben de qué se trata.
Insisto con la política y las olas del mar, porque a los partidos, en especial, los que están en el poder, les encanta «barrer hacia adentro», no importa la fetidez que expela el detritus acumulado. Luego decidirán qué hacer con esas miasmas adquiridas en un mercado electoral devaluado, una vez cese la utilidad para la que fueron adquiridos, que generalmente es para diezmar al contrario y luego vencerlo con facilidad en el certamen electoral.
Pues se habla de que tal ha sido la gula por comprar contrarios que a partidos como el PRM le está generando una «indigestión bazófica», tener en sus filas a tantos advenedizos, que empujan por un puesto o porque están desplazando a dirigentes que por sus años y méritos acumulados se sentían con sus posiciones ganadas.
Como se decía en la época de Revolución Francesa de 1789: «mientras existan las guillotinas, no hay cabeza segura sobre hombros».
Se habla de que otros 10 alcaldes y cinco congresistas, elegidos por el PRM, preparan maletas para irse a otras organizaciones, donde le aseguran, que por lo menos tendrán un trato decente, así como uno que otro cargo elegible o posición en un gobierno que surja en una eventual alianza opositora.
Otros aliados tradicionales, como el empresario del transporte y activista social Juan Hubieres, hicieron al cambio, aportando recursos humanos y capacidad de movilización a la Fuerza del Pueblo, partido que se abre un espacio, y gradualmente, cimenta una alianza que aspira terminar con el reinado del PRM.
Casos muy sui-géneris le han ocurrido a otroras dirigentes del PLD, que sucumbieron al encanto perremeista, como el exsenador por la provincia Hermanas Mirabal Luis René Canaán Rojas, quien tuvo que conformarse con ser asesor de la candidata a senadora, protegida por el presidente Abinader, Mercedes -Mecho- Diloné, mientras sigue en un limbo político, atascado, el exsenador por Santiago Julio César Valentín, sin definir su rumbo inmediato.
Ya se ha hecho casi una máxima el hecho de que, en política, «no siempre dos más dos son cuatro”, pueden ser tres o pueden ser cinco, dependiendo de los factores que rodean cada proceso político.
Recuerdan que, en 1994, el candidato presidencial del PRD José Francisco Peña Gómez pudo ganar los comicios que se celebraron ese año, de no haber pactado con el segundo hombre en sucesión del doctor Joaquín Balaguer en el reformismo Fernando Álvarez Bogaert, quien solo le aportó a la candidatura del líder perredeista entre 13 y 15 mil votos.
Se habla de que la «conquista» del exalcalde peledeísta por Espaillat, Guarocuya Cabral, tiene al paso de la jicotea, es decir, desencantados a los dirigentes del partido de gobierno en esa histórica provincia.
Otro que tiene el agua muy caliente en su partido, es el senador Santiago José Zorrilla de El Seibo, quien por una supuesta cercanía del ex director de INAPA Roberto Rodríguez con el presidente Luis Abinader, tiene su cargo a un tris de perderlo.
Como impulsada por un resorte se vio obligada a salir de su confortable curul senatorial, la otrora anti-endeudora Faride Raful, ante los zarandeos que venían amenazando su reelección como senadora por el Distrito, para pactar con Guillermo Moreno.
La historia bien conocida del senador por La Romana, Iván Silva, quien narró que se vio empujado a abandonar el partido por el desdén con que lo trataban, es un vivo ejemplo de cómo están sucediendo los acontecimientos en esa organización.
Abundan las quejas de lo poco valorados que se sienten los dirigentes que ocupan posiciones congresuales, municipales y como los egos trascienden al mismo presidente Luis Abinader, en perjuicio de la unidad de la organización, una especie de vicio, heredado como un karma del viejo PRD. Según informaciones que surgen de lo interno del PRM, ningún senador o diputado sabe a ciencia cierta si seguirá en su puesto o buscará refugio en otra organización, como si en vez de olas auspiciosas, unos “burros de agua» indomables, los persiguieran en proceloso mar.