Rápido para jalar, lento para disparar

En los casi cinco años que lleva el gobierno de Luis Abinader, el país se pregunta: si será parte de su naturaleza u obedece a alguna estrategia de poder, mostrar una desesperante lentitud para finalizar las obras, unas, iniciadas durante su gestión, y otras legadas de la anterior administración.
Algunas de estas obras, como la Ciudad Sanitaria Luis E. Aybar o la autopista Duarte, revisten, más que importancia, una imperiosa necesidad para el país, por razones que sobra señalar.
La mayoría de estas obras cuya terminación avanza a ritmo de tortuga, representan un costo económico que le quiebra el espinazo al pueblo dominicano, ya que para su realización, el Estado incurrió en grandes deudas a altas tasas de intereses que comprometen el presente y el futuro de los ciudadanos.
Resalto el caso de la Ciudad Sanitaria Luis E. Aybar, con 13 edificios iniciadas por Danilo Medina en el 2014, con una inversión original de 18 mil millones de pesos, que prometía dotar a miles de dominicanos de atención en salud, en todas las especialidades médicas, a un nivel de primer mundo, como nunca han disfrutado los dominicanos.
Un reportaje del Listín Diario puso de relieve el deterioro que sufren las 13 torres hospitalarias, producto de los más de 11 años de indolente abandono.
A eso se suma el robo de equipos médicos de alta tecnología, el deterioro provocado por la humedad y el polvo acumulado durante ese largo período.
Ni siquiera la urgencia médica o el miedo a una mortandad exagerada debido a la pandemia de Covid 19, sensibilizaron al gobierno para concluir el complejo hospitalario en un tiempo razonable, devenido en una lamentable ruina, aunque dos de los 13 edificios fueron inaugurados en el 2021.
Pesó más la política montaraz, orientada a tratar de obliterar los logros del contrario, que garantizar que miles de personas empobrecidas tengan acceso a servicios de salud, de calidad y a bajo costo.
Lo mismo que sucede con esta ciudad de la salud ocurre con decenas de hospitales, que hoy yacen abandonados a su suerte en la etapa de finalización, precisamente en un momento en que muchos dominicanos soportan una agobiante carga por problemas de salud.
Pero en el cúmulo de desaciertos en materia de construcción de la actual administración no podemos obviar lo que ocurre con la terminación del Centro de Rehabilitación Penitenciaria de Las Parras de Guerra, para dar respuesta al drama que padecen más de 8 mil reclusos de la vieja cárcel de La Victoria.
La nueva cárcel se inscribía dentro de un plan de humanización del sistema carcelario, durante la administración de Danilo Medina, iniciada el 19 de febrero del 2019, con un presupuesto de 8 mil 300 millones de pesos. Faltando días para el traspaso de mando a Luis Abinader se produjo la entrega de una primera etapa del penal, con más del 75 por ciento de terminación del complejo, que consta de 87 edificios y una multiplicidad de facilidades para dar cupo a los más de 8 mil internos.
En un acto celebrado en agosto del 2020, encabezado por el entonces Procurador Jean Alain Rodríguez, mismo contra el cual pesaba ya un designio por supuesta sobre valuación del complejo penitenciario, a cargo de su archirrival, Mirian Germán Brito, quien aún no calentaba asiento como nueva procuradora, ya revisaba los legajos del expediente conocido como “Caso Medusa” que encabeza el ex procurador y otras ex funcionarios.
Lo extraño de todo fue que, a pesar de que una de sus empresas figuraba como contratista del cuestionado proyecto, en el expediente acusatorio no figuraba el entonces Ministro de la Presidencia Lisandro Macarrulla, -aunque sí su hijo- viéndose obligado por la agitación social a renunciar al cargo.
Las Parras y sus 87 edificios, 30 de ellos para servicios administrativos y 57 para alojamiento,112 celdas de observación, 80 de reflexión, 48 de máxima seguridad, 96 conyugales, iglesias para diferentes confesiones religiosas, canchas, talleres y otras facilidades está en un proceso de envejecimiento notable, debido a que por decisión del Ministerio Público fue colocada como cuerpo del delito por supuesta sobre valuación conocido como Caso Medusa.
Los escándalos en torno al sistema penitenciario denuncian la indolencia de la actual gestión, incluyen un sospechoso incendio al viejo penal de La Victoria, con un número aún no establecido de reclusos fallecidos, denuncia de maltratos y el más amplio catálogo de actos de corrupcion, tanto de internos como de personal administrativo.
Cuando el gobierno no podía con más escándalos en torno al tema, nombró una comisión integrada por los notables Jorge Subero Isa y Roberto Santana, para con una inversión de 620 millones pesos, terminar este 2025 una primera fase del proyecto. Lo demás Dios dirá.
Pero la Línea 2c del Metro de Los Alcarrizos tampoco escapa a la indolente desidia oficial. Hoy día es motivo de asombro los 7.3 kilómetros de vigas sobre hileras de torres de hormigón, flanqueando un tramo de la autopista Duarte, por donde los desanimados munícipes esperaban que se desplazara el metro, que los transportaría desde sus casas a sus centros de estudios o de trabajo y viceversa.
Según voces autorizadas la obra acusa unas fallas que hacen imposible soportar el peso de la maquinaria de transporte. Aún los más legos en materia de ingeniería vial observan con preocupación unas aberturas que afectarían el desplazamiento del moderno aparato, por lo general repleto de pasajeros.
Los trabajos que iniciaron en el 2022, con una extensión de 7.3 kilómetros y un costo de 506 millones de dólares, a pesar de estar programado para ser entregado en el 2024, estaría, con suerte para los residentes en Los Alcarrizos, para el 2026.
Otro monumento a la anomia constructora del gobierno de Abinader es la Autopista Duarte, cuyos trabajos de ampliación y remodelación fueron iniciados por el ex ministro de Obras Públicas Deligne Ascención, el 24 de noviembre del 2020.
En principio se calculó que costaría unos 2 mil 500 millones de pesos, en asociación con una alianza Público privada, ¡como le gusta a este gobierno!.
Tras cinco años de padecimientos, en los que el número de accidentes han dejado un lamentable saldo de víctimas, el presidente Abinader decidió sustituir al ministro Ascención, y con ello atribuirle incapacidad para concluir un alto número de obras, envejecidas en sus manos, aunque los analistas más perspicaces atribuyen al gobierno central una vocación reacia a terminar las obras, cosa que se refleja en el más bajo gasto en capital de la historia, con menos del 2 por ciento del PIB.
Hoy nos referimos a obras de un alto impacto a nivel nacional, pero la prensa recoge diariamente las quejas de vecinos que no pueden enviar a sus hijos a las escuelas, por falta de un camino vecinal o el mal estado de su plantel, en ocasiones con años de paralización en su construcción, como motivado por la lógica maquiavélica de que el pueblo valora más de un gobernante, por la obra que promete que por la que entrega.