República Dominicana, refugio de delincuentes
Por Guillermo Tejeda, Director Resumen Final Digital.
La República Dominicana sigue siendo una guarida preferida para importantes delincuentes, que llegan “desapercibidos” a disfrutar de nuestro clima tropical para evadir la persecución de las autoridades de sus respectivos países.
El listado de capos de las drogas, criminales de las familias italianas de la mafia, estafadores y hasta depredadores sexuales que han encontrado refugio en nuestro país, es tan extenso como la complicidad que han tenido para salir del radar de la justicia.
El más reciente caso que confirma la “hospitalidad” ofrecida a esos delincuentes internacionales es el apresamiento del “empresario” argentino Leonardo Cositorto, acusado de montar una inmensa estafa piramidal llamada Generación Zoe.
Tuvo que venir la presión de la Interpol y la justicia argentina, para que las autoridades dominicanas ubicaran al estafador, que ya echaba raíces utilizando suelo dominicano, para un nuevo negocio.
Cositorto fue descubierto gracias a los Zooms que realizaba cada noche desde su refugio en un Aparta Hotel de Juan Dolio, en busca de inversores para su nuevo “emprendimiento”, Sunrise Coach.
Ahora sale a relucir que estaba residiendo en la turística zona de Juan Dolio, en una villa con vista al mar con los millones robados a los incautos que le depositaron sumas en dólares, prometiéndoles ganancias extraordinarias con las que financiaba su estancia en la República Dominicana.
Y parece que ese es un lugar recomendado a quienes huyen y vienen al refugio dominicano. Recuerden que, en septiembre del 2009, para citar un caso, la DNCD apresó al colombiano Luis Santa Cruz Echeverri, pieza clave del Cartel de Cali…El capo estaba residiendo en Juan Dolio, entre sol, mar y los cargamentos de cocaína que supervisaba desde su lujosa villa.
Resulta inconcebible que cada vez que emerge de ese pantano un personaje de esta calaña, en el país no se señalan a sus secuaces, los cómplices que ayudan a fomentar sus actividades delictivas que muchas veces también les agencian privilegios, dotándolos de documentos hasta de sensibles organismos de seguridad del Estado.
La prensa argentina tuvo que hacerse eco de la captura en República Dominicana de Cositorto, para que aquí rompieran tímidamente el silencio.
La entrada al país de este señor no estaba registrada en ningún organismo, lo que debe llamar a sospecha y dar curso a una exhaustiva investigación de funcionarios migratorios.
Hay que seguir indagando para establecer si junto con el argentino no estaba en el país, Héctor Luis Yrimia, ex juez y fiscal, quien emprendió la huida el año pasado al descubrirse la mega-estafa piramidal.
Este escondrijo de los nuevos bucaneros le hace mucho daño a la imagen del país, a la campaña de transparencia y lucha contra la corrupción que enarbolan las actuales autoridades.
De una vez y por todas, se debe pasar de las palabras a los hechos, enviando un mensaje contundente de que la República Dominicana, no es refugio seguro para delincuentes.