Rio de sangre en Haití por guerra entre pandillas

La situación de inseguridad en Haití se complica y la comunidad internacional sigue mirando hacia otro lado, principalmente Estados Unidos y Francia, las dos potencias de mayor incidencia en el empobrecido país caribeño.

El patrullaje de muchas calles es tarea de los pandilleros que tienen el control.

Y es que la lucha entre pandillas en los últimos días ha dejado al menos 20 muertos y casi dos docenas de heridos, además de obligar a miles a huir de sus casas, según confirma la Agencia de Protección Civil de Haití.

Las autoridades dijeron que los enfrentamientos comenzaron el domingo en cuatro vecindarios de la capital Puerto Príncipe, al norte del aeropuerto internacional.

Al menos una docena de casas fueron incendiadas, miles de personas huyeron de sus comunidades y otras permanecían temporalmente en un jardín cercano a la alcaldía.

Los choques ocurren en medio de un repunte de la violencia y los secuestros conforme las pandillas incrementan su predominio y buscan controlar más territorios ante el vacío de poder que siguió al asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio.

 Las calles de importantes sectores de Puerto Príncipe y otras ciudades están bajo el control de grupos armados.

Asesinatos, incendios de casas, violaciones de mujeres y niñas… los bandoleros no escatiman en ningún acto de terror para conseguir sus fines. “Los hombres armados de la pandilla ”400 Mawozo” prendieron fuego a mi casa ubicada en Butte Boyer. Mataron a varios de mis vecinos antes de quemar también sus casas”, dijo a Le Nouvelliste Lucien, residente de las áreas afectadas por la guerra de pandillas.

La situación ha airado y frustrado a los haitianos, que exigen la adopción de medidas al gobierno del primer ministro Ariel Henry, el cual está recibiendo asistencia internacional para fortalecer a la fuerza policial, ya que carece de recursos suficientes y personal. Una familia de ocho integrantes, entre ellos seis niños, estaba entre los asesinados desde el domingo, dijeron las autoridades. Las escuelas y negocios en la zona continúan cerrados, y miles de familias con niños permanecían temporalmente en un parque cercano a la alcaldía local.

“Necesitan agua, alimentos, suministros”, dijo Jean Raymond Dorcely, que administra una pequeña organización comunitaria de base.

“Tuvieron que marcharse sin nada en las manos”. Dijo que el vecindario suele ser tranquilo y que su hijo a menudo juega en el parque, convertido ahora en un albergue provisional al aire libre. “Ahora puedo ver a niños llorando de hambre y las familias no tienen nada que darles”, señaló, y aumentan las necesidades a medida que continúan los enfrentamientos. “No sé cómo será mañana”.

Las autoridades dijeron que una bala se impactó en un helicóptero vacío del Servicio Aéreo Humanitario de las Naciones Unidas cerca del aeropuerto.

“El conflicto probablemente se intensificará los próximos días, lo que causará mayores bajas y más migraciones de la población”, dijo la Agencia de Protección Civil.

El papel de la policía haitiana es cada vez más débil. Muchos de los pandilleros proceden de sus filas.

Las autoridades advirtieron que los principales caminos que conducen hacia la región norte de Haití podrían ser bloqueados a consecuencia de los enfrentamientos. Debido a la violencia de las pandillas en la comunidad Martissant, al sur de Puerto Príncipe, ya quedó interrumpido el acceso a la región sur, que intenta recuperarse de un trágico sismo de 2021.

La violencia en Martissant desplazó el año pasado a miles de familias que han vivido durante meses en condiciones insalubres en albergues saturados del gobierno en Puerto Príncipe y zonas circundantes. Se desconocía de momento dónde se hospedarían las nuevas familias desplazadas.

La Agencia de Protección Civil atribuyó la violencia de esta semana a la lucha entre la pandilla Chen Mechan y sus contrincantes del grupo delincuencial 400 Mawozo, implicado el año pasado en el secuestro de 17 misioneros estadounidenses.

La Oficina de Protección de los Ciudadanos condenó la violencia en un comunicado. Censuró a las autoridades y señaló que su inacción y silencio han propiciado “una forma de cinismo o desprecio hacia los derechos humanos, en particular el derecho a la vida y la seguridad”.

La oficina también preguntó si la zona conocida como Plain du Cul de Sac se estaba convirtiendo en otra Martissant y exhortó a las autoridades a que asuman su responsabilidad en la protección de los civiles.

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