Se repite la historia del “figureo oficial” con las tragedias

Siguen esperando ayuda prometida tras lluvias

En lo que parece ya ser un comportamiento habitual de las autoridades gubernamentales, las necesidades de las familias afectadas por tragedias sólo se atienden en los primeros días en que se convierten en el foco de la opinión pública y luego son abandonados a su suerte.

Ha ocurrido con las comunidades azotadas por Fiona en la Región Este del país, donde el presidente Luis Abinader y numerosos funcionarios del gobierno realizaron múltiples visitas cuya divulgación no guardó relación con los resultados.

Esta es la situación en el sector Las 800 uno de los más castigados por las recientes inundaciones donde la ayuda prometida se quedó en el camino de la demagogia.

Es lo que ha ocurrido con los sectores marginados de la capital golpeados por los recientes aguaceros que anegaron el Gran Santo Domingo.

Como ejemplo los medios reseñan el barrio Las Ochocientas, en Los Rios, por donde se pasearon las autoridades cuando bajaron las aguas. Pero hoy, lodo, ajuares aún a la intemperie y árboles derribados, es el panorama que se observa en el sector mientras la gente sigue esperando la ayuda prometida.

A 22 días de los fuertes aguaceros que afectaron localidades del Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional, siendo esta barriada una de las más afectadas por la crecida de la cañada, decenas de familias continúan sin un techo. El que tenían fue arrastrado por el agua junto con todo lo material que poseían.

A pesar de que pasadas las torrenciales lluvias, de aquel viernes 4 de noviembre, autoridades gubernamentales, incluso el presidente Luis Abinader, encabezaran jornadas de vacunación y entrega de ayudas, según dicen los residentes, “las ayudas solo llegaron la primera semana”.

Colchones puestos al sol, neveras y lavadoras listas para ir a la basura, acompañan la poca esperanza de los residentes de este sector, quienes dicen que lo único que han recibido es “unas cuantas funditas y un par de colchones”, de acuerdo a Jonathan Mercedes, uno de los afectados.

“Yo no tengo estufa, la nevera esta dañada, la lavadora está ahí para botarla, no hay nada, ese comedor es de caoba y lo único que queda es una silla”, narra Gervacio Encarnación, de 78 años, al tiempo que mostró a Listín Diario lo poco que le quedó de su humilde morada de zinc y madera.

Así como don Gervacio, esta José Estarlin de los Santos, un ebanista de 42 años, que es el sustento de su familia, compuesta por su esposa y dos hijos de 21 y 17 años, quienes ahora se ven en la obligación de vivir en una construcción sin terminar que carece de las condiciones básicas, arriba de su taller, en el cual, desde aquella tarde de lluvias, no ha podido trabajar más.

“Yo vivía bien dentro de lo que cabe pobremente, porque podía trabajar y tenía mi vehículo, pero después del 4 de noviembre, no he producido un solo peso”, relató De los Santos.

Como medida inmediata, desde el gobierno se declaró a la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional en emergencia y, recientemente, se dispuso de 103 mil 565 Bonos de Apoyo Familiar, con un pago único de RD$1,500 a los afectados.

La tarde-noche del viernes 4 de noviembre, el Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional se vieron afectados por fuertes precipitaciones que provocaron taponamientos, crecidas de ríos y cañadas, sumado a esto la caída de árboles y el derrumbe de algunas viviendas.

Estas lluvias también, provocaron el fallecimiento de nueve personas, en su mayoría arrastrados por cañadas.

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