Tierras raras, coltan y litio: El destino político de los países y los grandes capitales de la industria tecnológica
Es impensable un mundo en el que no se encienda una bombilla LED, no aparezca alguien comunicándose a cualquier punto de la tierra con un celular, pantalla táctil o un silencioso auto eléctrico. Se estima que la industria tecnológica movió más de 773 mil millones de dólares el año pasado, tanto como los alimentos y las medicinas.
Según analistas, el afán por controlar los 17 elementos de tierras raras, junto a otros minerales estratégicos, cruciales para mantener encendida la boyante industria de la tecnología, será el caldo de cultivo para quitar y poner gobiernos en los años por venir, principalmente en los países de más escaso desarrollo económico e institucional, poseedores de estos elementos.
La mayor producción de tierras raras la tiene China con un 38 por ciento, seguido de Estados Unidos con 33 por ciento, Australia con un 12 por ciento, e India e Malasia el 5 por ciento.
Si hablamos de los elementos de tierras raras nos referimos al: lantano (La), cerio (Ce), praseodimio (Pr), neodimio (Nd), prometio (Pm), samario (Sm), europio (Eu), gadolinio (Gd), terbio (Tb), disprosio (Dy), holmio (Ho), erbio (Er), tulio (Tm), iterbio (Yb), lutecio (Lu), escandio (Sc) e itrio(Y).
Además de tierras raras, otros elementos básicos en la industria tecnológica son el litio y el coltan. El litio para fabricar las baterías que movilizan los automóviles eléctricos. En tanto que el coltan, además de los teléfonos celulares, GPS y equipos médicos, se utiliza en aleaciones con el acero para fabricar las tuberías para turbinas de aviones, barcos y otras maquinarias por su gran resistencia al calor, incluso cuando se utiliza en finas láminas.
Para tener una idea de la gran demanda de estos metales, un kilo de coltan, que es el producto de la combinación del hierro, manganeso, oxígeno, niobio y tantalio, cuesta en la actualidad entre 350 y 650 dólares.
La humanidad delira por los teléfonos celulares con pantalla táctil, cuanto más sofisticados mejor, computadoras de alto desempeño, tabletas digitales, relojes, televisores y bombillas de Led, baterías para autos eléctricos y una gama de productos del más alto consumo en la actualidad.
Hablamos de los elementos conocidos como Tierras Raras, porque cuando se descubrieron en el siglo XVIII, y más antiguamente, se le llamaba tierra al óxido y rara por lo escasos que eran sobre la corteza terrestre.
Sin embargo, en República Dominicana se reportaron indicios de por lo menos dos de estos elementos de tierras raras en los reductos de la vieja mina de bauxita en Pedernales.
E incluso una entidad recaudadora del gobierno, con herramientas tecnológicas muy actualizadas llevó a cabo estudios que confirmaron por qué una empresa china extraía, de manera persistente, buques repletos de tierra de color rojo, sin procesar, hasta que el entonces presidente Danilo Medina prohibió esta práctica por “lesiva al interés nacional”.
En el plano de la geo-política, más allá de una legítima defensa a la democracia, hay quienes vean el control de los yacimientos del coltan y las reservas de petróleo, como el motivo principal para que once países, entre estos la República Dominicana, integrantes de la Alianza Latinoamericana en Desarrollo, alineados con Estados Unidos, presionen para desalojar del poder el gobierno de Nicolás Maduro y colocar en su lugar a un dócil Edmundo González Urrutia.
Animado por el futuro de las tierras raras, el gobierno dominicano ordenó la creación de la Empresa Minera Dominicana, para explorar y explotar los posibles depósitos de este metal, en Pedernales o cualquier otro punto del país.
Conocedores de esta situación los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, José Inacio Lula Da Silva de Brasil (los dos principales productores de coltan en América del Sur) y Andrés Manuel López Obrador de México, han reaccionado con cautela frente a la situación venezolana, y al margen de las coincidencias ideológicas y políticas defienden una salida institucional netamente venezolana del tema.
La combinación de las luchas por el control de los recursos estratégicos y energéticos siempre ha estado presente en los conflictos del siglo XX. Intentos o golpes de estado se han producido en Bolivia, país que junto a Chile y Argentina conforman el triángulo del litio, que como he afirmado, constituye otro metal de alto valor en la producción de las baterías de los autos eléctricos.
Luego del traspiés de un sector militar se determinó que la asonada militar contra el presidente Luis Alce, tenía como fundamento principal el control de la tercer mayor reserva del metal blanco de América del Sur.
Ya otro “golpe blando” había desplazado del poder al peronismo en Argentina, ardientemente defensor del mineral en su país, para instalar a un Javier Milei, quien no pierde oportunidad de poner en bandeja de plata la principal reserva de litio del mundo, al magnate de los autos eléctricos Elon Musk, identificado con la ultraderecha de Donald Trump.
No solo en América se desarrolla esta feroz lucha por el control del litio, cruentas guerras se han producido en países africanos como la República Democrática del Congo.
Por lo visto Venezuela y Brasil han comprometido la explotación del coltan a través de una empresa china, en tanto que Colombia avanza en su fase exploratoria.
Según un informe, el coltan, junto con el petróleo que posee Venezuela, constituyen el factor principal de la inusitada corriente de simpatía de gobiernos de la región, en favor de la oposición venezolana, que aliados con Estados Unidos, procuran cerrar el paso a China en la explotación y comercialización de estos minerales estratégicos.
Bien sabido es que el presidente Nicolás Maduro junto a otros presidentes identificados con el socialismo no cedería a las pretensiones de controlar las reservas de recursos estratégicos, por parte de sus contrarios políticos regionales.
Calculan que el actual presidente Nicolás Maduro mantiene relaciones muy armoniosas con China y Rusia, también poseedores de los valiosos productos.
La conformación de la supuesta Alianza Democrática que se integran entre otros la República Dominicana tiene una intención por controlar estos elementos estratégicos, que representan un gran capital económico y político.
Ya hemos escuchado el famoso triángulo del litio, un elemento muy estratégico en la fabricación de las baterías para coches eléctricos, que no solo constituyen una apuesta contra la contaminación sónica, sino una de las industrias de mayor generación de dólares.
En la República Dominicana se reportaron indicios de por lo menos dos de estos elementos de tierras raras en los reductos de la vieja mina de bauxita en Pedernales.
E incluso una entidad recaudadora del gobierno, con herramientas tecnológicas muy actualizada llevó a cabo estudios que confirmaron por qué una empresa china transportaba a este país, de manera persistente, buques repletos la tierra de color rojo, sin procesar de la mina, hasta que el entonces presidente Danilo Medina prohibió esta práctica por “lesiva al interés nacional”.
En mis años de estudiante de bachillerato enfrentarse a la Tabla Periódica de los elementos en las clases de química, constituía un desafío aprenderse las características de cada una de las series de elementos que la conforman, entre estos las dos hileras horizontales de los actínidos y los lantánidos, estos últimos conocidos como tierras raras.
Nos obstante se ha determinado que “ni son tierras, ni son raros”, aunque por el momento solo China y Estados Unidos poseen más del 99 por ciento de la demanda mundial de estos elementos, seguido de Australia.