Tres meses: dos tragedias y 70 muertos que no mueven al gobierno
Por Guillermo Tejeda
(Director Resumen Final Digital)
En nuestro país se ha perdido la capacidad de asombro y la solidaridad.
En los últimos tres meses (agosto-noviembre), han muerto unos 70 dominicanos en dos acontecimientos trágicos que han estremecido al país, pero que no han provocado ningún cambio en el comportamiento gubernamental para abordar estas calamidades.
A mediados de agosto se produce en la ciudad de San Cristóbal una explosión en la que murieron oficialmente 39 personas, otros se encuentran todavía desaparecidos y millonarias pérdidas materiales.

Tres meses después, otra treintena de personas mueren en medio de los aguaceros del sábado 18 de noviembre, un fenómeno atmosférico cuyo impacto fue minimizado por las autoridades que, salvo los boletines meteorológicos, no adoptaron medidas para prevenir el desastre.
En el Distrito Nacional, su alcaldesa Carolina Mejía se fue para un resort en Punta Cana a participar en una actividad de la Federación de Municipios y el director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Juan Manuel Méndez, pidió permiso público para ausentarse para ir a la boda de uno de sus hijos.
La capacidad destructura de las aguas, en una ciudad sin alcantarillado pluvial, fue ignorada dando paso a la tragedia que se ensañó en el paso a desnivel de las avenidas Máximo Gómez con 27 de Febrero, donde la presión hidrostática provocó el derrumbe de uno de sus laterales, ocasionando la muerte de 9 personas, entre ellos un juez de Puerto Rico que llegó al país para celebrar que esperaba un hijo con su esposa quien también quedó sepultada entre los escombros.
El comportamiento del gobierno con la tragedia de San Cristóbal ha sido indignante. Se designó una comisión que no determinó causas ni responsables por la explosión, se entregaron dádivas a los familiares de las víctimas y se borraron las huellas del desastre al demoler con equipos pesados las edificaciones afectadas por el incendio.
Lo que no han podido borrar es el dolor de familias que perdieron sus seres queridos fruto de la falta de supervisión de las autoridades a lo que se atribuye la explosión que ha provocado la mayor tragedia ocurrida en San Cristóbal, por lo que nadie para el Estado es responsable.
Ahora con las aguas e inundaciones de la tormenta del 18 de noviembre se recurre al viejo expediente de designar una comisión para determinar lo que ocurrió en el Paso a Desnivel colapsado, una forma olímpica de dejar que el tiempo transcurra hasta que se olvide lo sucedido.
El gobierno no ha tenido la humildad de aceptar responsabilidad por lo sucedido y ha tratado de buscar culpables en gobiernos anteriores, cuando todo apunta a que falló el mantenimiento de esa infraesctructura vial y no se atendió al drenaje para canalizar las desbordadas aguas que se desplazan por esa zona.
Mientras estemos buscando responsables en el pasado y no se asuman las responsabilidades del presentes, en el país continuarán ocurriendo tragedias lamentables. El presidente Luis Abinader, en este y en otros casos, debe poner en práctica uno de sus slogans de campaña que reza «no mirar atrás» y trabajar para garantizar el presente y el futuro de los dominicanos. Para eso fue elegido y no para buscar culpables en el pasado, de los errores actuales de su gobierno.
Por eso han muerto en apenas tres meses, 70 dominicanos en dos acontecimientos trágicos, a los que el gobierno no les ha dado la importancia que tiene la dimensión de esas tragedias.