» Yo te tumbo…» «Y yo te extradito…»

El incidente parece recreado de una crónica de los años 2002 y 2003, de un supuesto altercado protagonizado por el entonces presidente Hipólito Mejía con el empresario Ramón Báez Figueroa, durante los tiempos aciagos de la quiebra en cadena de varios bancos, en especial del Grupo Baninter, que degeneró en la crisis económica más espantosa sufrida por los dominicanos en muchos años, y que a la postre le costó el poder a Hipólito Mejía, quien aspiraba a continuar por cuatro años más.

Según los mentideros políticos, todos los encuentros que se desarrollan para convencer al sector empresarial, sobre las bondades de la renegociación del contrato con el consorcio AERODOM, mediante el cual el gobierno de Luis Abinader aspira obtener de entrada 775 millones de dólares, para utilizarlo en la construcción de obras, necesarias para su campaña reeleccionista, terminan de esta manera.

El que da pie a este artículo se habría producido en la ciudad de Santiago, entre el presidente Abinader y el empresario Manuel Estrella, miembro de la junta que administra el Aeropuerto Cibao de Santiago.

De acuerdo a una fuente, los accionistas del Aeropuerto Cibao, en su mayoría muy influyentes en esta ciudad, están preocupados porque concluido el proceso de renegociación de los seis aeropuertos de AERODOM, faltando siete años para concluir el actual contrato, la propia suerte correrían los restantes aeropuertos construidos por el gobierno y  cuya administración ha sido entregada al sector empresarial, como es el caso del Cibao en Santiago, aunque en el grupo también figura el de Punta Cana, que dirige el Grupo Rainieri.

«Nosotros en el Cibao tumbamos gobiernos», habría advertido amenazante el poderoso empresario Manuel Estrella, a lo que el mandatario habría reaccionado de forma resuelta: » y yo extradito…»

El incidente no pasó de un ríspido intercambio de palabras, pero generó una serie de comentarios entre varios representantes de la élite empresarial santiaguera, sobre cuáles motivos tendría el presidente Abinader para hacer una advertencia de esa naturaleza, contra uno de sus aliados empresariales más preponderantes, quien desarrolla en el Cibao obras tan determinantes como la construcción del monorriel en Santiago, además de otros vínculos empresariales importantes con el gobierno.

Amén de las diferencias con los administradores del Aeropuerto Cibao, estaría ocurriendo con el empresario Frank Rainieri, a quien, alguien muy cercano al presidente, le habría comunicado que inmediatamente concluyan sus compromisos como con él, favores políticos incluidos, vendría la renegociación del contrato con el Aeropuerto de Punta Cana, que construyó y regentea el empresario Rainieri.

La advertencia molestó al influyente empresario, llamado padre del turismo del Este, quien según se ha evidenciado, utiliza sus medios informativos para hacer notar su inconformidad con los planes del gobierno en materia de la administración de los aeropuertos.

Tampoco esconde su inconformidad de la cercanía del gobierno actual con los grupos que gestionan la construcción del aeropuerto de Bávaro, impulsado por un poderoso consorcio empresarial español, que tiene entre sus principales accionistas al expresidente del gobierno español Felipe González, quien a través del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), es un aliado tradicional de la corriente política del presidente Abinader.

En diligencias atinentes a resolver el tema de la reapertura de la construcción del Aeropuerto de Bávaro fue que visitó recientemente el país el exmandatario español, aunque aprovechó para lanzar algunas prendas en favor de la solución del diferendo con los haitianos.

Según informes, escenas de alto calibre se estarían reeditando en la actualidad, entre poderosos empresarios que sienten sus «barbas en remojo», con la renegociación del contrato entre el Estado y la empresa AERODOM que concesiona los seis aeropuertos del gobierno: El de las Américas, doctor José Francisco Peña Gómez, el María Montez de Barahona, el doctor Joaquín Balaguer de Santo Domingo Norte, el Luperón de Puerto Plata y el Juan Bosch en Arroyo Barril de Samaná.

La renegociación del contrato con AERODOM sigue generando muchas opiniones a favor y en contra. La Cámara de Diputados sometió el polémico proyecto a vistas públicas, mientras la oposición, en especial el expresidente Leonel Fernández y su partido Fuerza del Pueblo, estiman que la prisa del gobierno por aprobar la renegociación del contrato obedece a los afanes reeleccionistas del presidente Luis Abinader, para lo que necesita emprender obras que no pudo llevar a cabo en los casi cuatro años que lleva en el poder.

Otros cuestionan que, con la renegociación del contrato, el gobierno procura un adelanto de 775 millones de dólares, equivalente al 60 por ciento de la totalidad de le que entregaría la concesionaria de los aeropuertos, para dejarle a los restantes nueve gobiernos, que le faltan al país hasta el 2060, el 40 por ciento restante de los beneficios que recibiría el país, en virtud del nuevo contrato.

Se critica que, en virtud del contrato, los pasajeros que utilicen las seis terminales recibirán aumentos cuantiosos de sus pasajes e incrementos en otras tasas por servicios, pero, sobre todo, por la pérdida de la soberanía en una serie de aeropuertos de estratégico valor para el país.

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