Más de lo mismo con “cambios” en la Policía Nacional
No impacta rotación de generales
Por Williams Tell B.
Los cambios en la cúpula de la Policía Nacional ponen en cuestionamiento las reiteradas promesas de modernización de ese cuerpo del orden, donde se están aplicando las mismas medicinas de “rotar generales”, algunos de ellos con tiempo más que suficiente para estar colocados en situación de retiro.
El decreto que emitió esta tarde el Poder Ejecutivo, designando a tres generales en iguales puestos de la jerarquía de mando en la Policía Nacional, así lo confirman.
Mientras que la pregunta que muchos se hacen es que pasó con el general Orison Laurence Olivence Minaya, que saltó del cargo con apenas 8 meses. Se dice que habría caído en desgracia por cuestiones de celos al proyectarse como el futuro jefe de la institución del orden. Su destitución lo sorprendió haciendo guardia de honor ante el féretro del general Cristóbal Morales.
En su lugar fue designado un coronel, ascendido a general, Julio César Betances Hernández, un oficial de perfil bajo que ha trabajado por largos años en diferentes posiciones dentro y fuera de la Policía, pero que muchos creían que estaba en retiro por antigüedad en el servicio.
A la Inspectoría de la Policía fue llevado el general Pedro E. Cordero Ubrí, un experimentado abogado quien estaba al frente de los asuntos legales de la institución, pero sin la experiencia del calor de los cuarteles y el peligroso trabajo al que se exponen en las calles los agentes.
En tanto que el general de brigada Francisco Osoria de la Cruz fue designado director de Asuntos Internos de la Policía Nacional. En la actual gestión se ha desempeñado como comandante en el Noroeste con asiento en Mao y más recientemente director regional Este con asiento en La Romana, donde no había podido cambiar la percepción de inseguridad que ha aumentado en esa zona hasta con la muerte de extranjeros en exclusivos resorts.
También ha llamado la atención que en medio de la actual crisis, se le hayan recomendado al presidente Abinader para “recauchar” a generales que han fracasado de manera estrepitosa en las funciones asignadas, donde no han dado “pie con bola” frente a la delincuencia y en cambio se le ha vinculado con el incremento del microtráfico en los pueblos donde han estado.
El gobierno había creado la expectativa de que vendrían “cambios profundos” con la reforma policial, atizada por la delincuencia, que a juzgar por los hechos, se le ha escapado de las manos a las autoridades que han tenido que recurrir al envío a las calles de casi dos mil soldados de las Fuerzas Armadas, lo que se ha hecho antes, pero sin conseguir buenos resultados.
En los pasillos policiales se comenta y no de manera positiva, el hecho de que se haya delegado en un extranjero la reiterada reforma, el español José Vila del Castillo, designado Comisionado para la Reforma Policial.
Ya se ha hecho una costumbre que cuando hay una crisis que afecta la imagen de la Policía, por aumento de la criminalidad o excesos, se recurra a los cambios de un general por otro, con el agravante ahora de que se ha aplicado una dosis de “más de lo mismo”, llamando al cuadro a generales que han estado perdiendo el juego contra la delincuencia, dejando en el banco a oficiales jóvenes y preparados que no han podido avanzar por los clanes que siguen controlando a la institución.